Un grupo de estudiantes y profesores de la Escuela IDAES de la Universidad Nacional de San Martín realizaron un extenso estudio que obtuvo detalles acerca del ajuste que realizan las familias en sus hogares. Se trata de una forma de ver cómo la inflación impactó en la vida cotidiana y los puntos de vista a futuro, entre otros ítems.
Los primeros detalles brindados aseguran que en el 82,6% de las familias se “habla mucho más” acerca del aumento de precios actualmente. Por otro lado, el 83% de los encuestados aseguran que tomaron medidas de ajuste en sus economias para hacerle frente a la inflación.
Con menores cifras pero aún así muy importantes, el 69% de las personas manifestaron que piensan que en los próximos meses bajarán de clase social. Siguiendo esta línea, el estudio de la UNSM reseñó: “El ajuste en las economías familiares, la desorganización de la vida diaria y el temor al desclasamiento gobiernan de manera transversal la experiencia y el humor social frente a la inflación”.
En las mismas líneas del estudio, detallan la situación de los ciudadanos en cuanto a la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía: “Los primeros días de Sergio Massa frente al Ministerio de Economía transcurren buscando la fórmula mágica que resuelva la cuadratura del círculo en que se ha convertido la base social del Frente de Todos en el contexto de alta inflación”.
Los números son más que suficientes para demostrar una realidad que se ve cada día en las calles del país. El 78,6% de las personas que contestaron la encuesta dijeron que es muy difícil organizar los gastos diarios, además el 70,7% admite que usan más de su tiempo en buscar precios para poder ahorrar.
“Adaptación forzada” es el término que la Escuela utilizó para defirnir cómo muchos de los ciudadanos se vió en la obligación de adaptarse de una u otra manera a los cambiantes precios en todo tipo de productos. Así, el 83% revela que tomó medidas de ajuste doméstico, un 48% tuvo que dejar de pagar las cuentas y el 46% afirmó tener que pedir dinero prestado.
“La experiencia inflacionaria atraviesa a todos los sectores sociales bajo tres lógicas claras: ajuste, desorden cotidiano y un futuro ‘negro’ o poca perspectiva positiva con respecto a lo que va a pasar en el país y en las familias. De alguna manera trata de mostrar en esas tres dimensiones que la experiencia inflacionaria toca todos los aspectos de la vida social, desde los económicos -que son los más obvios-, pero también los íntimos, los vinculares y como la experiencia inflacionaria va ganando espacios, tiempos en la vida de las familias”, explicó Ariel Wilkis, sociólogo y decano de la Escuela IDAES.
En este contexto, es imposible no hablar de trabajadores y jubilados. Este tipo de ciudadano común es el que se ubica en lo alto para ver cómo el ritmo del aumento de precios es cada vez mayor. A éstos lo siguen los jóvenes y los desempleados.
Para terminar, debido a la gran incertidumbre que no para de crecer, un 62% de los encuestados asegura que no pueden pensar en el futuro. Mientras que para el 41%, reducir la inflación debe ser la prioridad del Gobierno.