Cuando están por cumplirse los 35 años de la caída del muro de Berlín -fue derribado el 3 de octubre de 1989- , un fragmento de cuatro toneladas quedó emplazado en una bodega mendocina. Se erige como un recordatorio de un momento oscuro de la historia de la humanidad, que se resignifica en un contexto de diversos conflictos actuales, pero también de la lucha por la libertad.
La estructura tiene alrededor de un metro de ancho y supera los dos de alto. Es una ínfima parte de ese muro de 155 kilómetros que dividió un país durante tres décadas. Llegó a Mendoza hace cuatro meses, a la bodega Huarpe Riglos Family Wines, por la gestión de uno de sus dueños, Darío Werthein, y fue intervenido por los artistas plásticos Vivian Levinson y Egar Murillo. Un detalle llamativo es que la obra integró inscripciones que traía desde Alemania y que aún pueden verse.
Werthein explicó que tres fragmentos del Muro de Berlín llegaron a Argentina años atrás, traídos por la embajada alemana. Uno fue entregado a un empresario, otro al Ministerio de Re
“Decidimos traerlo a Mendoza, en este mes particular, que es el mes de la paz. ¿Y por qué Mendoza? Porque es una provincia maravillosa, llena de futuro y de proyectos, pero también fue el sitio desde el que el General José de San Martín empezó la liberación de Latinoamérica. Es una linda conjunción de dos etapas históricas totalmente diferentes, pero que unen dos momentos de libertad, paz, comprensión y vida en armonía”, manifestó.
José Hernández Toso, socio de bodega Huarpe Riglos, añade que la bodega está emplazada en el kilómetro 30 de Agrelo, donde se encontraba una de las postas del ejército sanmartiniano, y que esta parte del muro, “es un símbolo de libertad después de muchos años, casi 30, de división y de represión”.
Detalló que esta obra pasa a formar parte de la Colección Pampa, que incluye gran variedad de obras de artistas contemporáneos argentinos, de las que algunas están en Mendoza, en la bodega de Agrelo; otras en la finca de Gualtallarí, en el área de recepción; y unas más en la casa y oficinas de Werthein.
Indicó que esta escultura va a estar siempre a disposición para todos los turistas y mendocinos que visiten la bodega, quienes tendrán la oportunidad de tomar una copa de vino y sacarse fotos junto al muro.
Álvaro Rufiner, director de la Fundación Norma y Leo Werthein, explicó que la intervención fue un desafío grande, “porque es una pieza con mucho peso histórico y simbólico”. Después de lanzar una convocatoria de bocetos y analizar distintas posibilidades, fueron avanzando en la idea de que se tratara de “dos artistas históricos, potentes, con trayectoria, con mucha raíz, con mucha conciencia. Son dos artistas con un cuerpo de obra muy poderoso”.
“Es un muro que en un momento dividió, pero, al caerse, sus fragmentos son símbolo de libertad. Esa transformación en el significado era algo que nos interesaba rescatar, y ellos pudieron plasmarlo a partir de unas conversaciones que tuvimos, de ver bocetos, de una forma exacta, súper sintética”, explicó.
El artista plástico mendocino Egar Murillo confiesa que no sabe si se hubiera animado a realizar la intervención, si no hubiera sido porque también participó de la iniciativa su amiga Vivian Levinson. Ella explicó que, a pesar de que hay tanta información sobre el muro, profundizaron en la investigación de lo que significó para Alemania la existencia de esa pared divisoria. “A partir de eso, cada uno hizo los bocetos”, expresaron.
Ambos utilizaron óleo, uno mezclado con barniz industrial y otra, con 3D, porque apostó por una técnica mixta. Levinson detalló que trabajó una sombra de una persona que salta hacia la libertad, “rompiendo el muro en un cielo abierto que también representa la libertad”. Murillo, por su parte, optó por una estética del esténcil y recurrió a una mirada un poco más gráfica.
Durante el acto de descubrimiento de la obra, el embajador de la Unión Europea en Argentina, Amador Sánchez Rico, expresó que le emocionaba pensar “en la cantidad de personas que habrán intentado saltar este muro, que habrán incluso muerto intentándolo; familias rotas, separadas por culpa de este muro”.
Y añadió que la historia se ha repetido hace dos años y medio, con la invasión de Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin. “Muchas generaciones jóvenes no han vivido la guerra. Hace falta que haya monumentos, pruebas como esta, para evitar los errores del pasado”, reflexionó.
El gobernador Alfredo Cornejo planteó que ese pedazo de muro “representa la lucha por la libertad, que no debe hacernos abandonar la lucha por la igualdad de oportunidades para nuestros ciudadanos. El Estado solo debe generar un umbral básico de igualdad de oportunidades, y, a partir de ahí, queda la libertad individual, para que cada uno recurra a su talento, creatividad y trabajo”.