Después de tres años de sequía en el país, el anuncio de que La Niña se retiraba para dar lugar a El Niño y, con ello, iban a aumentar las precipitaciones, generó alivio en los productores agropecuarios; en especial, después de una de las cosechas más bajas de la historia. Sin embargo, varios advirtieron que el paso de uno a otro fenómeno no iba a ser inmediato, sino que se comenzaría por una fase neutra, lo que explica por qué aún no se han hecho sentir las esperadas lluvias.
De hecho, la falta de agua en algunas regiones ha demorado la siembra de trigo y hay quienes estiman que podría haber una reducción del 30% en la implantación de este cereal por la escasez de lluvias. “Los productores estaban esperando que se retire La Niña, lo cual sucedió en febrero, pero ahora nos encontramos en una condición neutra, en transición hacia El Niño. Este cambio no implica que comience a llover inmediatamente”, advirtió el meteorólogo Leonardo De Benedictis durante su participación de la 3º edición de “La Transformación Digital del Agro”, que organizó AgroPro.
En un artículo para La Nación, explicó que es un error creer que el anuncio de la finalización del evento la Niña implicaba que iban a comenzar las lluvias. Esto, porque La Niña es un fenómeno de enfriamiento en el Pacífico, mientras El Niño es de calentamiento, pero se debe contemplar un periodo de transición entre ambos eventos. De ahí que recién vaya a producirse un incremento de las lluvias, por encima de los registros promedio, a partir de la primavera.
De Benedictis planteó que, pese a las expectativas de los productores, el cambio no ha sido notorio porque estamos atravesando la temporada invernal y, “ya sea con Niño, Niña o condiciones neutras, no llueve, especialmente en zonas como Córdoba, La Pampa y Santiago del Estero. Durante todo el invierno, la precipitación apenas alcanza los 20 milímetros, con suerte”.
Por otra parte, detalló que los tres eventos de La Niña consecutivos han generado una situación poco común y que el déficit hídrico de los últimos tres años equivale a un año menos de lluvia. Sin embargo, resaltó que el 2023 “es un año de despegue o de revancha, o el inicio de una nueva etapa en el campo argentino, justamente por este cambio que se está dando en el aspecto climático local. Esta situación de pasar a un evento de El Niño a partir de la primavera va a traer buenos frutos para la próxima campaña”.