Una auditoría realizada por una oficina independiente del FMI concluyó que el préstamo que el organismo otorgó al gobierno de Mauricio Macri en 2018 no tuvo “presiones externas”.
Sin embargo, detectaron que hubo problemas de “diseño e implementación” de ese crédito. Fue el más grande en la historia del organismo por una cifra de USD 45.000 millones.
Uno de los informes de la Oficina de Evaluación Independiente (OEI), sobre los que trabajó los último cuatro años, se basó en una evaluación sobre el uso de los criterios establecidos para el acceso a fondos excepcional, que se da en casos en que un país pide fondos por más del 200% de su cuota correspondiente.
Según informó Infobae, hubo tres casos testigo que fueron estudiados: Argentina en 2018, y Ecuador y Egipto en 2020.
En las conclusiones afirmaron que las proyecciones económicas de los programas con acceso excepcional “tienen un sesgo optimista” y que esos programas “no han logrado resolver plenamente los problemas de balanza de pagos de los miembros, abordar las vulnerabilidades de la deuda y catalizar las entradas de capital privado”.
El trabajo de la oficina independiente marcó que el acuerdo Stand By firmado en junio de 2018 “se llevó a cabo en un contexto complejo y hubo opiniones divididas sobre el diagnóstico de los problemas, las políticas para abordarlos y el cumplimiento de los cuatro criterios de acceso a los mercados”.
La auditoría asegura que el programa acordado con Macri “fue una herramienta útil para el pensamiento sistemático y crítico, que contribuyó a la elaboración de documentos de programa exhaustivos que exponían claramente los riesgos conocidos” pero que “también revela problemas de diseño e implementación”.
La oficina aseguró no haber encontrado “evidencia que sustente la afirmación de que el staff y la administración se ‘adaptaron’ a las presiones externas y recomendaron un acuerdo que no cumplía los criterios o carecía de una probabilidad razonable de éxito”.