Llega fin de año y los mendocinos buscan compartir un momento de alegría y distensión con sus amigos, antes de la vorágine de las Fiestas; el calor invita a juntarse y compartir una bebida fresca, y los cerveceros de la provincia lo saben, y se preparan para cubrir esos requerimientos.
En este contexto, hablamos con Verónica Ramírez, Licenciada en Enología y maestra cervecera o “Head Brewer” de 23 Ríos, la cerveza más premiada de Mendoza a nivel nacional e internacional, quien nos contó que actualmente tienen una capacidad de producción de 35.000 litros, que mantienen en alrededor de 20.000 litros mensuales, pero que deberán aumentar al máximo en diciembre, y hasta abril o mayo, periodo en el que se extiende la temporada alta para el sector.
-¿Qué están preparando para este verano?
Tenemos todos los estilos clásicos que hemos vendido durante el año; pero siempre tratamos de innovar y esta es la época para hacerlo. Vamos a ofrecer bebidas fáciles de beber, con bajo alcohol, que sean refrescantes, chispeantes y neutras, para que mariden bien con un lomo o papas fritas.
Por eso, estamos preparando una German Pils, que es la clásica Lager típica alemana, refrescante, en la que no sobresalen ni el lúpulo, ni la malta, ni las levaduras. Es una cerveza de un sabor muy refrescante, que puede limpiar el paladar después de las comidas, y con eso ayudamos muchísimo a pasar el calor.
Además, estamos preparando una Lager, con cascaras o piel de pomelo, que resultará aun más refrescante que la anterior, con todo el aroma del cítrico y una cerveza base con características similares a la anterior. Las dos son cervezas lager, se diferencian de las Ale por usar levaduras que fermentan a muy bajas temperaturas, el proceso es más largo pero vale la pena
Pero también tenemos cervezas que se destacan por tener una buena cantidad de lúpulo para obtener sabores frutados, aromas a durazno y ananá, pero menos amargas.
Además, vamos a tener ‘canillas invitadas’, otras cervecerías de Mendoza que se sumen a ofrecer sus productos porque “este año explota” (esperan mucha concurrencia en la cervecería).
-¿Se preparan además para atender al turismo?
-Desde septiembre, para nosotros aumenta el movimiento, la gente sale a beber cerveza y busca los patios o jardines cerveceros. Esta temporada, además, Mendoza está muy de moda, y esperamos muchos visitantes.
Por eso, tenemos visitas guiadas a la fábrica, para poder ofrecer visitas guiadas. En verano producimos desde las 7 de la mañana hasta las 0 horas, y eso es algo que podemos mostrar.
-Este año han recibido muchos premios, ¿vienen creciendo también en producción?
Crecemos todo el tiempo, incorporamos latas, y hoy contamos con una producción de 35 mil litros mensuales es la capacidad de la cervecería. Hoy estamos en alrededor de 20 mil litros, pero tenemos que llegar a la capacidad plena en el mes más alto que es diciembre.
En cuanto a los premios, lo que pasó este año fue inesperado, recibimos 8 medallas, incluyendo nuestras dos primeras medallas europeas, en donde la competencia es muy alta. Enviamos nuestro producto para medirnos, en cuanto a calidad, y no podíamos creer cuando recibimos el oro y la plata.
Eso es bueno para Mendoza, no solo para nosotros, esas cosas nos ponen en el mapa y hacen que vengan más turistas. Se suman atractivos para la provincia.
La cerveza en Mendoza viene creciendo mucho y lo que más nos destaca es la camaradería en el sector. Participamos en concursos, hacemos encuentros y nos capacitamos todos; es muy lindo.
-La cerveza artesanal se destaca por todas sus propiedades pero, además, por tener un precio muy distinto al de la industrial, ¿dirías que son productos diferentes?
-Si, y también acompañan momentos diferentes. Yo veo que lo que la gente busca en la artesanal es la variedad, la diversidad, cada cervecería ofrece lo suyo, y todas pueden coexistir.
Acá se busca lo artesanal para salir y disfrutar. Pero es cierto que los costos son otros, el margen de ganancias para una cervecería artesanal no es muy alto, y muchos componentes son importados.
Hoy una cerveza artesanal no podría bajar de los $400 o $450. El trabajo es distinto, el tiempo que se dedica a cada producto, también es otro.
Las maltas son importadas; y algunos lúpulos y levaduras también, aunque hay materia prima en argentina, para conseguir los sabores tropicales o frutados a los que los consumidores están acostumbrados, se trae materia prima de Estados Unidos que es difícil de traer y el precio está en dólares, algo que se termina transmitiendo también al producto.