En el primer semestre del año las exportaciones del sector vitivinícola lograron un crecimiento del 52% en términos de volumen, pero cayeron 8,6% en valor. Esto, como consecuencia directa de la depresión de los precios a nivel internacional y de la mayor participación relativa de las ventas de vino a granel, cuyo valor de mercado es sensiblemente inferior al del vino fraccionado.
De todas formas, hay dos factores que invitan a pensar que el desempeño de productores y bodegas en el mercado externo fue positivo durante la primera mitad del año. Por un lado está el mencionado incremento de los envíos en términos de volumen y por otro, existe un mejoramiento de la vitivinicultura en el ranking de complejos exportadores de Argentina.
Según un informe publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), el país en su totalidad exportó U$S 27.336 millones en los primeros seis meses de este año, lo que representó una caída del 11,2% con relación a igual período del año pasado. El complejo exportador de la uva fue responsable del 1,5% de ese monto, con U$S 423 millones exportados, y si bien sufrió una baja interanual en facturación del 8,6%, logró escalar una posición en la lista de exportadores, pasando de la decimosegunda a la decimoprimera posición.
Lo que pasó fue que otros complejos exportadores sufrieron caídas mucho más pronunciadas. Eso permitió que la vitivinicultura ganara un lugar aun habiendo sufrido resultados negativos en términos de valor.
Lo cierto es que el escenario de pandemia provocó enormes fluctuaciones en los mercados, generando variaciones muy importantes en los niveles de facturación de las diferentes actividades. La industria automotriz, por ejemplo, pasó de generar exportaciones por U$S 3.378 millones en el primer semestre del 2019 a U$S 1.713 millones en los mismos meses de 2020 (caída del 49,2%). Fue significativa también la retracción sufrida por sector pertrolero y petroquímico (-25,8%), la de la cebada (-33,6%) y el del girasol (-32,2%), por citar algunos ejemplos.
Otros, en cambio, lograron crecimientos muy importantes, como es el caso del maíz (sus exportaciones crecieron 14,7%), los lácteos (31,6%) y fundamentalmente el maní, que con un alza en facturación por exportaciones del 39,2% logró escalar siete posiciones en el ranking de las actividades más exportadoras, superando incluso a la vitivinicultura, que se ha destacado en los últimos años por ser una de las economías regionales más fuertes en términos de exportación.
El semestre del vino
La caída de las exportaciones vitivinícolas, en términos de valor, no significan una preocupación mayor para los representantes del sector dentro del escenario de pandemia. Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), recordó que todos los países productores de vino han caído en facturación, arrastrados por las contracciones de sus respectivos Producto Interno Bruto (PBI).
“La baja en valor es inevitable en este escenario, pero se debe destacar que solo dos países productores han crecido en volumen, Italia y Argentina. Todos los demás han sufrido pérdidas”, señaló.
“El tipo de cambio nos ha permitido exportar vinos de buena calidad a buen precio. Por otra parte, hay 83 bodegas que comenzaron a exportar este año, animándose a vender en rangos de valores poco frecuentados por nuestro país. Es lo mismo que ocurre en el mercado interno, donde han crecido mucho las ventas de vinos básicos”, comentó Hinojosa.
“También se ha exportado mucho vino a granel, que si bien permite sumar mucho volumen, tiene un valor en dólares más bajo que otros productos, como el vino fraccionado”, remarcó Hinojosa.
Jose Bartolucci, presidente de la Cámara Argentina de Vinos a Granel, se refirió al presente particular de ese sector. “Pese a la pandemia, durante el 2020 las exportaciones de vino a granel han continuado creciendo en volumen, aunque con una disminución en los valores. Esta tendencia se debe fundamentalmente a los precios competitivos que viene mostrando el vino argentino en comparación con el de los principales exportadores del mundo, como España, Chile y Australia. Esto se da particularmente en la categoría de vinos genéricos. En el caso de los varietales, los valores promedio están por encima de U$S 0,60 por litro”, comentó el empresario.
El representante de los exportadores de vino a granel indicó que la mayor parte de los factores que determinan la competitividad de sus productos se han mantenido sin cambios, como es el caso los derechos de exportación, la relación inflación/dólar retenido y la falta de tratados de libres comercio, entre otros. “Hay que tener en cuenta que los precios que tiene el vino argentino nos han servido para volver a insertarnos en los mercados mundiales que nos tenían marginados desde el 2016 y contribuir sobre todo en mejorar la situación económica del mercado nacional, que venía sufriendo una caída pronunciada de los precios internos en los últimos años debido al sobre stock acumulado ante la falta de ventas”, remarcó, coincidiendo con la lectura de Hinojosa.
También compartió su opinión Fernando Morales, presidente de la Cámara de Exportadores de Mosto, uno de los productos del complejo exportador de la uva que más han crecido en la primera parte del año, incluso en volumen. El referente del sector indicó que el primer semestre fue bueno para la actividad, pero aclaró que difícilmente se pueden sostener los resultados para la segunda parte del año. “Nuestros costos han aumentando, producto del incremento del mosto sulfitado. El trasladar esas subas, nuestros precios de venta en el mercado internacional también se encarecieron”, comentó.
“A eso se le debe sumar que vamos a tener un escenario competitivo más importante, fundamentalmente por la fuerte producción de España, que va a destinar una buena parte de la cosecha a mosto. Teniendo en cuenta ambos factores, la mayor competencia y el precio al alza que tenemos que llevar por la suba de costos, creemos que el volumen va a sufrir una merma”, reconoció.
Así, Morales estimó que el año calendario va a cerrar con valores de exportaciones similares a los del 2019, tanto en volumen como en valor, un dato más que apunta a la estabilidad de la vitivinicultura entre las actividades exportadoras del país, tal como lo demuestran las estadísticas del Indec.
Un punto a favor es que los productores locales de mosto han ganado terreno en nuevos mercados, entre los que se destacó Arabia Saudita. “En ese país se logró un volumen bastante interesante, que compensó la retracción registrada en algunos de los destinos principales a causa de la pandemia”, subrayó el presidente de la Cámara de Exportadores de Mosto.
Los objetivos a futuro
Para el presidente del INV, Martín Hinojosa, el complejo exportador de la uva tiene mucho por mejorar si quiere posicionarse dentro del top ten de las actividades que más exportan en Argentina. “Tenemos que empezar a hablar de cómo hacer para vender más. No hay que premiunizar el consumo. No es lindo vender poco y caro. Si no empezamos a tener en mente las estrategias vitivinícolas pensadas en vender más, no vamos a lograr sobresalir”, subrayó.
“Hoy, en pandemia estamos logrando vender mayor cantidad de volumen y eso es un gran logro y un buen punto de partida. Hemos ganado nuevos momentos de consumo en todo el mundo y conseguimos un importante acercamiento de los jóvenes al vino”, cerró.
José Bartolucci, por su parte, se refirió al futuro inmediato de los envíos de vino a granel. El empresario explicó que los primeros pronósticos de cosecha del hemisferio Norte vaticinan que se obtendrán importantes cantidades de uva, lo que seguramente presionará los precios internacionales hacia abajo. “Será un gran desafío para nosotros continuar con el ritmo de venta que traemos, a pesar que ya hemos superado la cantidad de litros exportados del año pasado”, alertó.
En relación al mediano y largo plazo, precisó que la cámara está trabajando para recuperar mercados de Latinoamérica y también otros chicos no tradicionales, como Angola, Singapur y Hong Kong. “Nuestra consigna es seguir aumentando las ventas. Alineados con ese compromiso, logramos ser designados como unidad ejecutora de Coviar del primer Programa de Promoción Internacional del Vino a Granel Argentino, por lo que al sector le esperan varias actividades y acciones para consolidarse y seguir creciendo en el mercado mundial”, concluyó el referente de los exportadores de vino a granel.
El maní, rompe los esquemas
En el sur de Córdoba, en un complejo agroindustrial que tiene su epicentro en las ciudades de General Deheza y de General Cabrera y que cada año extiende su red productiva a más de 350 mil hectáreas de esta provincia, San Luis, La Pampa y norte de Buenos Aires, la cadena de valor del maní emplea a unas 12 mil personas de manera directa y cada año suma nuevos eslabones en su escala de crecimiento.
El hito de 2020 es que se ha posicionado como la economía regional que más dólares trae al país, superando por primera vez a la cadena de la uva. De acuerdo con el informe de complejos exportadores publicado por el organismo oficial, el comercio exterior de este grano y sus derivados facturó en el primer semestre del año un total de 465 millones de dólares. Esto significó un crecimiento de 39,2% en relación a los 333 millones del mismo período de 2019. Solo las cadenas de garbanzos (70,4%), del ajo (64%) y de los arándanos y frutos similares (55,6%) mostraron una tasa de crecimiento superior, aunque entre las tres no logran reunir ni la mitad de los dólares reportados por el maní.
Otro dato histórico a destacar es que los U$S 465 millones ingresados por el maní son una cifra récord: superan los U$S 432 millones de 2016 y por un 32% el promedio de la última década, de U$S 350 millones.
Asimismo, por primera vez el maní se metió dentro del top ten de los complejos exportadores: está en el noveno lugar, por encima de la cebada y por debajo de la pesca. El año pasado, estaba en la posición 16.
Si se tienen en cuenta solamente los complejos agroindustriales, el maní es el sexto con mayores exportaciones, por detrás de la soja, el maíz, el trigo, las carnes bovinas y los pescados.
Alto volumen
Fuentes de la Cámara Argentina del Maní (CAM) señalaron que la principal explicación a estos logros es la excelente cosecha 2018/19. El maní es un cultivo estival: en condiciones normales, se siembra a partir de octubre y se cosecha entre abril y junio. A partir de allí, se almacena en las celdas de las firmas maniseras y se exporta a lo largo de un año a más de 100 países, aunque el principal cliente es Europa.
Según datos de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (Fada), Argentina es el segundo exportador mundial de maní. En el caso de los productos de alta calidad, es el número uno.
Esto quiere decir que las operaciones realizadas en el primer semestre constituyen parte del maní cosechado el año pasado, cuando la producción alcanzó 989.813 toneladas en grano, un 23% por encima del ciclo 2017/18 (803.880 toneladas) que había sido una de las peores cosechas en tres décadas debido a la fuerte sequía ocurrida en ese período.
De ese total, la CAM estima que se exportaron más de 660 mil toneladas, un 52% más que las 434 mil de la temporada anterior. Los industriales consultados coincidieron en que el factor cantidad fue más fuerte que el precio, debido a que las cotizaciones en general se redujeron. El maní no tiene un mercado de referencia global sino que cada empresa negocia sus contratos con los importadores. De todos modos, los valores de la tonelada en el último año rondaron entre 1.300 dólares el “confitería” (con piel) y 1.500 dólares el “blancheado” (sin piel), por debajo del ejercicio anterior cuando estuvieron con valor de entre 1.500 y 1.700 dólares.
Características y mercados
De acuerdo con los datos publicados por el Indec, el 79,2% del total exportado de maní fue “crudo”; es decir, confitería o blancheado. En segundo término, el 10,9% fue aceite y sus suproductos; y el 9,9% restante, preparaciones.
El cliente por excelencia es la Unión Europea, que compró en el primer semestre por 277 millones de dólares; es decir, más de la mitad de las exportaciones fueron a países de ese bloque. El maní argentino tiene un share de más del 50% sobre las importaciones del viejo continente.
Por detrás, los destinos que más mercadería adquirieron fueron China (37 millones de dólares), Reino Unido (U$S 29 millones) y Oceanía en su totalidad (U$S 21 millones).
Según el Monitor de Exportaciones de Fada, el 17% del maní que se comercializa a nivel mundial es argentino: significa una de cada seis toneladas respecto al año pasado. Esta misma entidad calculó también que el complejo aporta 29 millones de dólares en retenciones a las exportaciones. En el caso de la uva, el aporte fue de U$S 19,5 millones.
En paralelo, el semáforo mensual que elabora la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) muestra al maní como la única economía regional en situación de “prosperidad”, porque “continúan positivas las señales del mercado externo”.
Para la cadena cordobesa, no solo el presente es favorable sino que los próximos meses asoman con buenas expectativas. Pese a una menor siembra, la cosecha 2019/20 cerró con un volumen casi igual al de la campaña anterior, gracias a una mejora de los rendimientos. Esto, según las expectativas de la Cámara del Maní, garantiza otro año en que se superarán las 600 mil toneladas de exportación.