El año pasado, cuando las bodegas estaban esperando que las dos cristalerías locales terminaran de implementar mejoras en su producción para responder al aumento en la demanda, un incendio en una de ellas tiró por el suelo esa expectativa. Esto, justo en el momento en que las fraccionadoras necesitan un mayor número de botellas, para poder exportar y despachar a mercado interno antes de las Fiestas. Si bien ahora están enfocadas en la cosecha, la incertidumbre sobre cuándo se normalizará el abastecimiento, se sostiene.
El director ejecutivo de Bodegas de Argentina, Milton Kuret, señaló que las empresas están preocupadas porque todo indica que el primer semestre de 2022 va a ser complicado en términos de provisión de botellas. Es que el año pasado, cuando se produjo el incendio en la fábrica de Verallia, muchas bodegas, sobre todo las más pequeñas y las de gamas más altas, ya tenían embotellado su vino, porque trabajan con estiba (guarda en botella). De ahí que pudieron minimizar el impacto del faltante de vidrio con ese stock, mientras que, este año, las existencias se han agotado en toda la cadena.
Kuret sumó que, pese a que el foco está puesto ahora en la cosecha, varias bodegas están indagando para ver dónde pueden conseguir envases. Lo más notorio es la incertidumbre, porque no se sabe cuándo podría normalizarse la provisión por parte de las cristalerías locales, Verallia y Cattorini.
A mediados de setiembre de 2021, se produjo un incendio en Verallia y trascendió que el fuego habría dañado uno de los hornos. Sin embargo, desde la empresa sólo informaron, en ese momento, que “afortunadamente, no hubo heridos ni víctimas a causa del incendio que alcanzó un sector de la fábrica” y que estaban “trabajando para retomar las operaciones normales en el menor tiempo posible”.
Consultado nuevamente, el director general de Verallia Argentina, Walter Formica, comentó que, gracias al intenso trabajo que realizaron con el soporte de todo el equipo del grupo Verallia mundial, en octubre y noviembre volvieron a poner en marcha los sectores que estaban en condiciones de operar.
Sin embargo, y pese a que siguen “trabajando con la misma intensidad para reiniciar lo antes posible la producción en las líneas que resultaron más afectadas, los tiempos están dependiendo de plazos de importación de repuestos necesarios para su funcionamiento”. Aclaró que estas demoras no se deben a trabas por parte del Gobierno, sino a que se trata de piezas muy específicas y algunas se fabrican a pedido.
Formica destacó que la empresa incrementó su nivel de producción en 2021, ya que sumaron una nueva línea, lo que les demandó una inversión de unos 10 millones de dólares y les permite fabricar otros 50 millones de botellas por año. Pero evitó dar fechas precisas sobre cuándo podrían volver a operar con la capacidad total. De hecho, señaló que el abastecimiento de envases para el sector vitivinícola dependerá de cómo se comporten los mercados interno y externo, y cuál sea, asociado a esto, la demanda.
Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, planteó que los socios de la entidad, que son pequeños y medianos fraccionadores, cerraron 2021 con un 20% menos de ventas en el mercado interno que 2020. Se debe recordar que la “crisis del vidrio” se generó durante la pandemia, cuando la industria vitivinícola tuvo un marcado aumento en la comercialización en Argentina y en el exterior, por los cambios en el consumo que favoreció la cuarentena.
Sosa detalló que se superpusieron cuatro operativos, implementados por distintas entidades, para conseguir botellas: el de importación por parte del gobierno provincial, el que lanzó el INV, el de Mendoza Fiduciaria y el de Coviar con el Ministerio de Economía. Pese a eso, las dificultades para conseguir envases se mantienen, porque las cristalerías van entregando en cuotas, tratando de abastecer un poco a cada cliente. Pero esto causa que se pospongan pedidos y, en algunos casos, se pierdan ventas. En cuanto a la importación, señaló que recién este mes llegará el primer cargamento y, además, se trata de volúmenes pequeños en relación al faltante. El subsecretario de Agricultura y Ganadería, Sergio Moralejo, comentó que, en un primer momento, se asistió a las bodegas pequeñas y, luego de entregar un millón y medio de botellas, no han tenido nueva demanda. Ahora, han optado por abocarse a las bodegas grandes, que son las que recibirán las 500 mil que llegarán desde Túnez este mes.
Añadió que, con el ministro de Economía, Enrique Vaquié, ya han habilitado el envío de un segundo cargamento, con la idea de que sigan llegando contenedores, ahora con mayor frecuencia. Moralejo indicó que la dificultad que siguen teniendo es que desde el Gobierno nacional no les han respondido su solicitud de eliminar los aranceles y la tasa estadística, lo que implica que están trayendo botellas a un precio superior, pero reconoció que resulta imprescindible en este momento.
Asimismo, planteó que verán cómo sigue la producción de Verallia, que estuvo trabajando de modo limitado en enero, porque realizaron el mantenimiento de un horno. Mientras, Cattorini habilitó, a fines de 2021, otro horno, con capacidad para fabricar 600 mil botellas diarias, lo que mejoró el flujo.
El presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, Martín Hinojosa, expresó que la gran demanda de vidrio se da en el último trimestre del año, cuando las bodegas tienen que enviar sus cargamentos al exterior, para que lleguen a las góndolas para Navidad. De ahí que tienen una fecha límite de fines de octubre a mediados de noviembre. En este sentido, señaló que tenía sus dudas de que la importación de botellas que proponía el gobierno provincial fuera a brindar una solución y que, efectivamente, aún no han llegado y serán poco más de 500 mil. “Al sector se le creó una expectativa que no se cumplió. Se sabe que una importación no se logra de un momento para otro. Los bodegueros se quedaron esperando y se perdieron negocios”, lanzó. El INV entregó más de 1,7 millón de envases entre octubre y diciembre, a 142 bodegas que se inscribieron a la convocatoria.
Hinojosa coincidió en que, generalmente, el primer trimestre del año es el de menor demanda de vidrio, porque las bodegas arman un stock para vender a fin de año y después se concentran en la cosecha. Por eso, las cristalerías suelen parar los hornos para realizar el mantenimiento de sus instalaciones.
El titular del INV consideró que, si Verallia logra poner pronto en funcionamiento el horno dañado y se suma el nuevo de Cattorini, la situación debería regularizarse. De no ser así, es de esperar dificultades y que se repita la situación del año pasado, cuando las cristalerías, por no alcanzar a abastecer a sus clientes, les vendían poco a las bodegas a las que habitualmente les vendían mucho y a las que les vendían poca cantidad, no les vendían nada.