Somos seres sociales, dentro y fuera de nuestro horario laboral y, como tales, tendemos a relacionarnos entre nosotros mismos.
El bienestar, la “felicidad” en el ámbito laboral, bien entendida, bien trabajada, bien hecha, representa un amplio abanico de posibilidades a abordar, ya que es un recurso personal que abarca aspectos físicos, mentales y sociales del ser humano, por lo que incluye aspectos dentro del contexto laboral y aquellos inherentes al puesto de trabajo no exentos de problemas o tensiones.
¿Se puede ser feliz en el trabajo?
La pregunta puede despertar inquietud y desconfianza, sobre todo a niveles de dirección, ya que la empresa no tiene ninguna obligación de “hacer felices” a sus empleados. Pero, debemos enfocar los esfuerzos de otra manera,… ¿Y si pensamos la felicidad en el trabajo como una estrategia empresarial? Empleados felices = empleados con mayor productividad ¿Y si lo consideramos como fomento necesario del bienestar laboral? No es que se deban reducir las obligaciones laborales, ni las responsabilidades, ni los objetivos que cumplir. La idea es la búsqueda del bienestar ante la misma realidad laboral.
Pero… ¿cuáles son las posibles herramientas? Dentro de ellas, encontramos:
Motivación: Entendida como dar motivos, como la búsqueda y consecución de un objetivo que llene y satisfaga la tarea con compromiso.
Compromiso: Como orgullo de pertenencia a la empresa, a su labor, a tu objetivo organizacional y a sus metas diarias. El famoso “ponerse la camiseta”.
Aspiración profesional: Saber que existe convicción, coherencia, credibilidad en que ese trabajo bien hecho tiene un refuerzo (no siempre lo económico lo es todo, aunque ayude…)
Equilibrio entre la demanda y las competencias profesionales: Es un seguimiento, una cercanía, una comunicación efectiva, real y bidireccional. Es un líder al servicio del equipo.
Y rentabilidad medible: porque no deja de haber un objetivo en la empresa, que es ganar dinero…
No hay que olvidar una de las herramientas fundamentales, como lo es el afecto. Un componente tan intangible como necesario en nuestro funcionamiento cerebral, tan importante o más que la glucosa y el oxígeno.
La felicidad, bien entendida, bien aplicada, para la empresa, le supone un incremento de la productividad, de la rentabilidad, una mejora del clima laboral y de la confianza y el compromiso hacia una mejora continua y la excelencia.
Al final, se nos debe quedar la idea de ser conscientes sobre la importancia de la salud de nuestros trabajadores. Ellos son el recurso vital de las empresas. Cuidar su salud física y también su salud emocional, es trascendente. Impulsando hábitos saludables y trabajando su engagement, su motivación, su flow, su bienestar dentro y fuera de su organización, como también su felicidad en el trabajo.
¿Cómo lo podemos llevar a cabo?
Midiendo el clima laboral, evaluando y poniendo en marcha a tus empleados hacia el mismo foco, que alumbre a todos y que todos puedan ver, con estrategias que sean medibles y acomodadas al estilo de su organización, de dirección, y de una manera transversal, que forman parte de la estrategia de la organización y que se reflejen en ella desde el primero al último empleado.
Ya ves que existe una alianza muy firme entre felicidad y ciencia, salud, trabajo, y personas.
Entonces, ¿se puede ser feliz en el trabajo sin dejar de ser productivos?… Y vos, ¿qué opinas?