Como una buena experiencia podemos calificar a la iniciativa plasmada por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Cuyo, llamada Mendociencia y que ha intentado acercar al mundo científico a jóvenes de los dos últimos años de Nivel Medio o ciclo secundario de la provincia de Mendoza.
Fue una acción llevada a cabo por personal de esa casa de estudios en la que se logró, luego de dos años de inactividad por la pandemia, que alrededor de 1.500 estudiantes tomaran contacto con distintas disciplinas científicas a partir de experiencias lúdicas, así como reflexionar sobre el cambio climático, uno de los ejes centrales de la edición 2022.
Los jóvenes tuvieron acceso a una muestra interactiva estructurada a través de diversos stands, donde accedieron a nociones básicas de conocimientos en materias como la Biología, la Química, la Física, la Paleontología y la Geología. En pocas palabras, como lo señaló el secretario de Relaciones Institucionales de Ciencias Exactas, Damián Berridy, “los alumnos pudieron prácticamente tocar la ciencia”. La premisa central de la edición fue “aprender haciendo” y es posible -el tiempo lo irá develando- que no pocos educandos hayan experimentado una inclinación hacia las vocaciones científicas y tecnológicas, lo que es esencial para una provincia como la nuestra y, por supuesto, para el país en general. Sin cuadros científicos desarrollados y apoyados por el Estado, una nación tiene menos posibilidades de crecimiento que otra que dispone de un vigoroso sistema científico nacional, algo de lo que, al parecer, estamos logrando por el posicionamiento internacional alcanzado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
Como se ha expresado, la convocatoria tuvo además el eje temático directriz del cuidado de la biodiversidad, que no es otra cosa que el compromiso de hombres y mujeres en el cuidado del ambiente que nos circunda.
En síntesis, debe alentarse la posibilidad de que un importante número de egresados del nivel medio elija estudiar ciencias en la universidad para trasladar los conocimientos a los variados problemas que hoy están pendientes de solución.
Además, hay que procurar que los gobiernos apoyen el desarrollo de la ciencia y que los sueldos para sus cultores sean dignos de los esfuerzos realizados para la obtención de los correspondientes títulos.
Será una exigible premisa que los salarios de los investigadores sean dignos y acordes a los requerimientos actuales y que permitan a las familias vivir de esa profesión sin tener que pensar en emigrar a otro país en donde se los valore correctamente.
Estos problemas escapan al ámbito académico y deben ser resueltos por las autoridades políticas nacionales y provinciales, que deben hacer todo lo posible para que la ciencia figure entre las prioridades de sus agendas.
Sin organismos científicos en su seno, con representantes en plena actividad y descubriendo las soluciones que otorga la investigación aplicada, el país no podrá trascender ni superar las limitaciones actuales.