Esta semana se desarrolló en Bariloche un importante encuentro de empresarios de nuestro país, al que fueron invitados políticos en su condición de virtuales precandidatos presidenciales para las elecciones venideras.
Se trata de un foro empresarial que se viene llevando a cabo en los últimos años, pero que, en esta oportunidad, por la delicada situación económica y social del país y la coincidencia con el año electoral, motivó a sus organizadores y participantes a escuchar a quienes pretenden conducir el rumbo de la Nación desde el 10 de diciembre. Por ello la invitación a varios de ellos.
Resaltan los organizadores del denominado Foro Llao Llao que la intención es receptar conocimiento y experiencia de invitados especiales, que generalmente surgen de los sectores social, político y científico de la Argentina, sumando sus respectivos puntos de vista a la mirada del empresariado sobre el devenir del país.
Apuestan a “un modelo de encuentro y diálogo como lo más efectivo para generar impacto social” y destacan que la periodicidad anual del foro dio a luz iniciativas como “Argentina Debate”, el Observatorio Argentinos por la Educación y otros eventos tendientes a la transformación del país. La apuesta es a largo plazo, tratando de no detener la acción sólo en asuntos coyunturales.
De todos modos, reconocen los empresarios organizadores del foro que en esta oportunidad existe una demanda social creciente que hace que el proceso electoral se convierta en algo crucial para poder fijar un derrotero nacional que permita atemperar la actual crisis.
En verdad, la situación social y económica de la Argentina es extremadamente delicada y merece de su dirigencia una mirada firme en la búsqueda de soluciones, que inevitablemente se podrán concretar, por lo menos, a mediano plazo siempre que haya una continuidad más allá de intereses partidarios de turno.
Todos los políticos deben admitir que van perdiendo paulatinamente credibilidad, en todos los niveles sociales, como consecuencia de los continuos fracasos en la implementación de medidas que fueron prometidas durante las campañas electorales, pero que se quedan a mitad de camino, o en la nada, sencillamente porque en muchos casos resultan impracticables.
Otra consecuencia del creciente desmanejo por parte de la dirigencia política es la constante partida de argentinos al exterior, preferentemente de jóvenes, que deciden buscar horizonte en otro país. La aventura es encarada tanto por quienes poseen una profesión como por aquellos que confían en las bondades de un empleo en cualquier otra parte del mundo.
En el drama actual, que tiene como principal flagelo la combinación de inflación más pobreza crecientes, fueron igualmente responsables las principales agrupaciones políticas que buscan confrontar en los comicios de agosto y octubre. Y toda nueva propuesta que incursiona en la escena deberá garantizar a sus potenciales votantes que cuenta, mínimamente, con la estructura necesaria para afrontar el duro camino de la gestión pública.
Por ello se debe celebrar la creación de ámbitos de exposición de ideas de los distintos referentes partidarios, para que la sociedad llegue a las próximas elecciones con un porcentaje más elevado de confianza en sus dirigentes. Con ese punto de partida se podrá discernir sobre qué estilo de gestión precisa el país para salir del actual atolladero.