Libros de índole general, principalmente novelas, ensayos, manuales de los ciclos primario y secundario, revistas, diarios… La lista temática es extensa, pero la reunión de esas piezas ha conformado y conforma el noble patrimonio de las bibliotecas populares.
Son entidades que ocuparon y ocupan un papel preponderante en la formación de niños, adolescentes y jóvenes y constituyen el Arca de Noe para vecinos y vecinas que, de no contar con estas organizaciones, se verían privados del placer de la lectura.
En Mendoza se mantiene un núcleo importante de estas entidades civiles, pero lamentablemente han desaparecido varias por distintas circunstancias, causando la interrupción del circuito virtuoso de comunicación entre el escritor y su creación, el libro, y el lector. Las razones, diversas, como, por ejemplo, falta de ingresos, carencia de locales adecuados y, en ocasiones, falta de personas que las dirigían.
Todo el largo periodo de la pandemia, afortunadamente ya superado, fue un tiempo de mucho desafío para mantener el servicio y muchas ser vieron severamente afectadas.
Por datos relevados por la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), en el territorio mendocino hay sesenta y nueve entidades populares, registradas en la institución nacional que encabeza María del Carmen Bianchi, quien ya ejerció ese cargo entre 2003 y 2011.
En la actualidad, la mitad de esas bibliotecas populares están al día en cuanto a los requisitos de regularidad legal y administrativa que pauta la Conabip y participan de los distintos planes, programas y convocatorias que esta realiza.
La otra mitad presenta situaciones legales-administrativas irregulares.
La actual gestión de la Conabip creó en 2021 la Unidad de Gestión Institucional y Territorial para la atención, luego del período de crisis sanitaria, de las particularidades que cada biblioteca atravesaba.
Mediante el Plan Nacional de Regionalización, se comenzó a realizar visitas a bibliotecas populares por parte de la institución nacional y encuentros provinciales en todo el país.
En las reuniones realizadas en Mendoza, una de las cuales se celebró en el Biblioteca Juan Bautista Alberdi, de Luján de Cuyo, se reveló que los problemas más frecuentes de las bibliotecas populares de Mendoza fueron aquellos relacionados con la Inspección General de Justicia (IPG), los costos de los honorarios de los profesionales para los sellados y balances y la falta de personal, entre otros.
En las reuniones se transmitieron modalidades que emplean otras provincias para facilitar las tramitaciones de las entidades que estamos considerando. Por ejemplo, la provincia de Buenos Aires cuenta con delegaciones de la IGJ a través de la Defensoría del Pueblo en distintas localidades y eso facilita hacer los trámites.
En otro caso, en Entre Ríos y La Pampa, las federaciones de Bibliotecas Populares centralizan los principales trámites.
Por el bien de la cultura y la formación de los planteles infantiles y juveniles de la comunidad, hay que hacer todo lo posible para que el número de bibliotecas populares en Mendoza no decaiga y vuelva a crecer.
Al apoyo de la Nación, a través de la ya citada repartición, hay que añadir el auxilio de la provincia que se debe esperar, merced al accionar de la Comisión Provincial de Bibliotecas Populares (Coprobip).
Deben abordarse desde la perspectiva local los diferentes temas que aquejan a las bibliotecas del medio, apoyándolas en el mejoramiento de sus sedes, en buscar la forma de reducir los actos costos de los balances y las dificultades de trámites ante la IGJ, además de procurar subsidios para pagar salarios de empleados que están al frente de estas nobles entidades y adquirir libros.
