¿Qué se puede hacer para ayudar a personas sin techo? Especialmente en esta temporada en que el invierno es muy riguroso en nuestra provincia y en otras partes del país.
Se puede reaccionar de distintas maneras y en general se sintetizan conociendo por qué están en esa situación y no tratarlas como si fuesen invisibles.
Esta acción está siendo realizada por instituciones oficiales, pero en mayor medida por entidades privadas o grupos de ciudadanos que se unen para auxiliar a los más desprotegidos y vulnerables por la falta de techo, que deambulan en la vía pública.
También las distintas confesiones religiosas que coexisten en Mendoza están haciendo sus aportes para amparar y ayudar a los que menos tienen.
En ese marco de asistencia que la comunidad brinda a los más necesitados, resalta la acción que emprendieron en conjunto la Municipalidad de Capital (Subsecretaría de Inclusión y Desarrollo Humano), el Arzobispado de Mendoza, el Club de Leones y el grupo privado Huentala.
Las cuatro organizaciones han logrado habilitar refugio para personas sin hogar que pueden pasar la noche en un albergue ubicado en calle San Juan, sitio que es un depósito del hotel céntrico.
El convenio establecido propone responsabilidades compartidas entre las entidades que se unieron en una verdadera cruzada de solidaridad.
Así lo puntualizó Los Andes, en una nota publicada el viernes 19, bajo el título “Personas en situación de calle tienen un nuevo refugio para las noches”.
En ese punto podrán albergarse hasta el 31 de agosto, varones con edades comprendidas entre los 50 y 65 años, a los que se les brinda una cama, un desayuno y dependencias para higienizarse, con apertura a las 20 y posibilidad de permanecer hasta las 9 del día siguiente.
Uno de los gestores de esta misión altruista, Marcelo De Benedectis, delegado episcopal para la Pastoral Social del Arzobispado, definió la intención del emprendimiento.
“El objetivo aquí es la dignidad, el cuidado y el crecimiento de las personas (que se reciben). Sobre todo, brindarles dignidad y esperanza de que juntos podremos salir adelante”.
Los restantes actores hicieron aportes conducentes al éxito del operativo: el municipio con la resolución de cualquier dificultad operativa y brindando la seguridad externa del lugar; el Club de Leones cedió camas y frazadas, el Arzobispado servirá las cenas y el Liceo Militar General Espejo se hizo cargo de la logística que demanda un proceso como el encarado.
El refugio fue armado en tres días, lo que habilita a pensar que cuando se quiere, se puede y por esa misma razón resultaría muy interesante que otros municipios iniciaran procedimientos tendientes a abrir salones o refugios para personas que no tienen donde guarecerse, que es una solución temporaria pero que posiblemente impida, por lo menos en el ámbito de la Ciudad de Mendoza, que mueran personas por el frío, como lamentablemente ha ocurrido en otras ocasiones.
Pese al esforzado y continuo despliegue de organizaciones no gubernamentales y personas solidarias, en el Gran Mendoza y el resto del territorio hay más gente desamparada que vive y duerme en las calles.
Debería ser posible imitar lo que ocurre en calle San Juan. Es un esfuerzo, exige recursos económicos, coordinación y horas de labor y entrega. Sin embargo, las municipalidades en sus jurisdicciones pueden hacer mucho y poner en ejecución acciones como las que hemos descripto, a raíz de la experiencia que tienen en el manejo de las situaciones sociales de riesgo.
