Una interesante iniciativa destinada a la vivienda social comienza a llevarse a cabo en nuestra provincia. En el barrio Flores-Olivares, de la zona oeste de la Capital, se realizará la prueba piloto del modelo de casa sustentable, de construcción rápida, antesala a todo plan tendiente a ir erradicando paulatinamente uno de los mayores problemas sociales de este tiempo, como es el gran déficit habitacional.
Además de esta primera experimentación, se ha previsto ejecutar en el corto plazo otras tres unidades con las mismas características y en otros lugares de la provincia, de modo de verificar no sólo la calidad de las obras sino su adaptabilidad a las exigencias climáticas por regiones y a la modalidad de uso de sus ocupantes en virtud de las actividades diarias que los mismos desarrollan.
Es decir, mediciones de eficiencia que permitirán tener antecedentes que den paso a futuras licitaciones.
Estos cuatro prototipos que se edificarán son el resultado de las labores que viene desarrollando el Laboratorio de Vivienda de la Provincia, creado a comienzo de este año con el puntual objetivo de idear y ejecutar unidades habitacionales de reconocida eficiencia y sustentabilidad como alternativa a la construcción tradicional.
Uno de los puntos salientes de este tipo de casas es la llamada eficiencia energética, que será puesto a prueba en los cuatro prototipos a construir en distintas zonas de la provincia para verificar, justamente, la adaptabilidad a diferentes condiciones climáticas tanto en épocas calurosas del año como en los meses de frío.
La amplitud térmica que caracteriza a nuestra región, de clima semidesértico, es propicia para los testeos que exige la puesta a punto del proyecto en vías de concreción.
Es de destacar en este caso la complementación que brinda la participación público-privada en el ambicioso emprendimiento.
Estas casas serán construidas por el Instituto Provincial de la Vivienda en conjunto con la Red Edificar, que nuclea a destacadas empresas de materiales de construcción de Mendoza.
Precisamente, según se informó oficialmente, en lo que resta de este mes se hará el llamado a licitación de la mano de obra y será de no más de cuatro meses el lapso en el cual las viviendas podrán estar en condiciones de ser habitadas.
La propuesta es digna de su apoyo. Una vivienda sustentable no necesariamente se traduce en un costo de construcción menor que por el sistema tradicional, sino que el ahorro se encamina a través de la industrialización de las mismas, con mucho menor tiempo de obra y la menor incidencia en la economía familiar por el consumo de energía, como luz y gas.
Las fuentes naturales de generación son un beneficio a tener en cuenta.
En el mundo el uso de energía renovable y sustentable se impone cada vez más y por eso esta realización puede permitir que Mendoza se coloque en un interesante ranking de avanzada en materia de construcción y con el propósito de apuntar a un requerimiento social cada vez más intento: el del acceso a la vivienda que permita erradicar la precariedad y la marginalidad urbana.