Cuando se ha cumplido apenas un mes de la conmemoración del 190° aniversario de la ocupación ilegal de las Islas Malvinas por parte del Reino Unido de Gran Bretaña, la Argentina recibió otra adhesión en la prolongada gesta por la recuperación de los territorios australes.
Ocurrió hace pocos días en ocasión de la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada en Buenos Aires.
Los representantes de los 33 países miembros de esa organización reiteraron “su más firme respaldo a los legítimos derechos de la República Argentina en la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”.
No fue un comunicado de circunstancia, sino una declaración especial sobre la situación del colonialismo en el área, en la cual jefas y jefes de Estado, o los delegados que llegaron al país en reemplazo de los presidentes, destacaron además “el permanente interés de los países de la región en que los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte retomen las negociaciones a fin de encontrar, a la mayor brevedad posible, una solución pacífica y definitiva a dicha disputa, de conformidad con la resolución 2065 (XX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas y otras pertinentes, así como de la Organización de los Estados Americanos (OEA)”.
En este sentido, se retomó lo manifestado en las anteriores Declaraciones del Grupo de Río y de la Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC), en particular la Cumbre de la Unidad, celebrada en México, en febrero de 2010, que integran el acervo histórico de la Celac.
Sin embargo, las adhesiones que se obtienen en la región y en naciones de otros continentes, no logran por supuesto que el Reino Unido modifique un ápice su posición de negarse a todo diálogo sobre el tema soberanía, una característica que se ha mantenido inquebrantable bajo los primeros ministros que sucedieron a Margaret Thatcher.
Por el contrario, el país ocupante de nuestro territorio en vez de hablar ha procedido el año pasado a la instalación de armas de mayor poder bélico, como el sistema antiaéreo Sky Sabre, que cuenta con un alcance tres veces mayor a los misiles Rapier desplegados con anterioridad.
Se trató de una nueva e injustificada demostración de fuerza y un alejamiento de los llamamientos de las diversas resoluciones de las Naciones Unidas (ONU) y de otros organismos internacionales que instan tanto a la Argentina como al Reino Unido a reanudar las negociaciones, a fin de encontrar una salida pacífica y definitiva a la disputa de soberanía en la Cuestión Malvinas.
En los documentos de la Celac de enero, también se encomendó a la Presidencia Pro Témpore (ahora asumida por San Vicente y Granadinas, país caribeño) solicitar al secretario general de las Naciones Unidas que renueve los esfuerzos en el cumplimiento de la misión de buenos oficios que le fuera encomendada por la Asamblea General a través de sucesivas resoluciones, con el propósito de que se establezcan negociaciones con miras a encontrar una salida pacífica al conflicto, aunque los últimos pasos del ocupante han sido reforzar el sistema de armas que protege el archipiélago.