Halaga al habitante de la Capital y también al del Gran Mendoza, el hecho de que la ciudad haya sido catalogada por una consultora nacional como la mejor urbe del país para vivir.
Una valoración de esta naturaleza, conforta y llena de orgullo en razón de que, afortunadamente, el país se caracteriza por tener ciudades muy hermosas y bien equipadas.
El estudio que decidió poner a Mendoza en tal alto sitial fue realizado por la consultora Innovación Política y Desarrollo (IPD) y analizó la respuesta de 12.815 personas de todo el país. El informe fue presentado bajo el nombre de “Estudio nacional de ciudades capitales de Argentina. Percepción: satisfacción y calidad de vida”.
El trabajo comparativo promedió los resultados obtenidos por ciudad en las variables analizadas: costo de vida, empleo, vivienda, transporte, infraestructura, conectividad, seguridad, medio ambiente, deportes, educación, cultura. Además, una pregunta final inquiría al consultado “si le gusta vivir en su ciudad”. Fue así entonces como la ciudad de Mendoza reunió las condiciones para ser la mejor ciudad del país para vivir.
Mendoza resultó la capital argentina más favorable para vivir, seguida por CABA, La Plata y Posadas.
Hace 6 años hubo una consideración de carácter internacional sobre las condiciones de hábitat privilegiado de la Capital, ya que participó en la elección de las 7 Ciudades Maravillosas del Mundo, que organizó el sitio internacional New7Wonders. Mendoza quedó entre las 21 semifinalistas, pero, en las últimas instancias de esa competencia, quedó eliminada.
Lo cierto es que Mendoza puede competir con ciudades destacadas, como Buenos Aires u otras capitales del mundo, siempre y cuando siga garantizando a los ciudadanos los mismos estándares de calidad de vida.
Pero, y sin desmerecer la consideración de la reciente encuesta, hay muchos aspectos en los que se puede mejorar y no perder atractivos y beneficios. Mendoza es sin duda una ciudad hermosa para vivir. Una urbe que por muchas décadas conservó (y conserva) sus calles arboladas, plazas y su imponente parque, de acuerdo con un plan urbanístico de ciudad oasis, de ciudad bosque.
Pero este plan se va alterando con el surgimiento de edificios de gran altura, que contrastan con el paisaje de sus entornos inmediatos (caso avenida Boulogne Sur).
También otros problemas siguen sin resolverse: alta concentración y congestionamiento de vehículos en las calles céntricas, al punto que se calcula que, por día, entran a la ciudad unos 250.000 autos; persisten muchos siniestros viales de motociclistas; es muy lento el avance en la disposición clasificada de los residuos domiciliarios y una invasión de cartelería de propaganda sobre frentes y terrazas de edificios. Las acequias, ese particular sistema de vasos comunicantes para el riego de árboles, son en muchos sectores depósito de basura y el arbolado público no está en su mejor condición.
Arquitectos, urbanistas y otros estudiosos sugieren que sería oportuno sugerir una mayor participación crítica de proyectistas y de los estamentos académicos especializados en arquitectura, urbanismo, tecnologías y sociología urbana. En tal sentido, se llamó a licitación un restaurante en la explanada del Cerro de la Gloria, tema que hubiera requerido una consulta previa.
