Con la realización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) en Sharm el-Sheikh, Egipto, se abrieron nuevas expectativas en torno a la defensa de la Tierra de la contaminación y el cambio climático.
El encuentro se hizo en una ciudad balneario egipcia entre el desierto de la península de Sinaí y el Mar Rojo, lugar que ofrece un contexto apropiado para tratar el cúmulo de fenómenos climáticos extremos que hay por todos lados, una crisis energética acentuada por la guerra en Ucrania y datos científicos reiterando que el mundo no está haciendo lo suficiente para reducir las emisiones de carbono y proteger el futuro del planeta.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wildlife Fund, WWF) es una organización no gubernamental fundada en 1961, que se encarga de la conservación del medio ambiente.
Está presente en más de 100 países y en nuestro país es representada por la Fundación Vida Silvestre Argentina.
Reclama perseverantemente un cambio claro y decisivo para pasar de las promesas abstractas a la acción en el mundo real. Al mismo tiempo advierte que, en estos momentos, la crisis climática avanza más rápido que la respuesta que podemos ofrecer a los distintos estragos que ocurren.
Cabe mencionar que en la COP 26 de 2021, en Glasgow, los países en desarrollo acordaron establecer una meta numérica de financiamiento que permita un balance entre las acciones de mitigación y adaptación elevando la cifra de 100 mil millones de dólares para evitar el valor del poder real debido a la inflación internacional.
Manuel Pulgar-Vidal, director mundial de Clima y Energía de la WWF y presidente de la COP20 (Perú, 2014), dijo: “El tiempo nunca ha estado realmente de nuestro lado, pero ahora es nuestro mayor enemigo. El alcance del colapso climático ya es evidente y estamos muy lejos de mantener el calentamiento a 1,5 grados Celsius y se nos acaba el tiempo…”
Es que en la lucha contra el calentamiento global sigue existiendo una enorme brecha entre lo que se necesita, lo que han prometido los países y lo que realmente está sucediendo en términos de reducción de emisiones de gas invernadero, creación de resiliencia y apoyo a los países de bajos ingresos.
Las naciones, especialmente las más industrializadas, deben aumentar la gestión para evitar que la crisis climática se descontrole aún más y se convierta en irreversible.
La meta principal de la reunión del balneario egipcio fue que los líderes mundiales pasen de manera urgente de la mera declaración a la acción, ya que el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5° C se está alejando.
Bajo estos planteos y circunstancias, Argentina participó en la COP27 y los principales anuncios del país giraron en torno a la presentación del nuevo Plan de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático, trabajado con la sociedad civil mediante diversos espacios de participación y consulta, y de la Estrategia a Largo Plazo (LTS por sus siglas en inglés).
Ambos documentos deben ser revisados y considerados por todos los sectores de la sociedad, especialmente por el privado. Deberían servir de guía respecto al camino a seguir por Argentina hacia los años 2030 y 2050, particularmente en materia de emisión de gases de efecto invernadero.
La lectura de ambos documentos permitirá dimensionar la matriz energética y productiva nacional proyectada para los próximos 30 años.