El panorama de pobreza que afecta a un elevadísimo porcentaje de argentinos no deja de arrojar cifras conmovedoras, que ponen cada vez más en evidencia el descalabro en materia económica y de distribución de la asistencia social de los últimos tiempos.
En esa línea, recientemente fue dado a conocer un diagnóstico muy inquietante con respecto a la alimentación de los menores.
El dato surgió a través de Unicef Argentina, que lanzó una campaña para advertir sobre la dura situación que enfrentan menores de edad desde hace décadas en nuestro país.
A la vez la organización hizo un llamado a la población para contribuir a mitigar tal situación al margen de lo que se pueda realizar desde el Estado.
Según Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), entre siete millones de menores que “viven en la pobreza monetaria”, cada día un millón de niñas y niños “se van a la cama sin cenar en el país”.
Así señala una encuesta publicada por dicha organización, que agrega que dicha cifra se eleva a un millón y medio si se incluyen los casos en que se saltea alguna comida durante el día.
Y si se incluye a personas adultas en cuyos hogares se evita una comida por cuestiones económicas, el número se eleva a 4,5 millones, en la mayoría de los casos porque los adultos priorizan la alimentación de los pequeños.
Al trabajo se le debe sumar, en cuanto al difícil cuadro de situación, otro dado a conocer también recientemente por la Universidad Católica Argentina (UCA), que determina que a fines del año pasado seis de cada diez niños y adolescentes ya vivían en la pobreza en nuestro país, mientras que había un 16% en situación de indigencia.
Se trata de un trabajo referido a avances y desafíos de la infancia y la adolescencia entre 2010 y 2023. Lo dramático es que según el estudio son las cifras más altas en los 14 años evaluados.
Volviendo al estudio que hizo Unicef Argentina, esa organización sugiere “una combinación de políticas y la protección de los recursos presupuestarios que se asignan a la niñez” y resalta que “los incrementos otorgados por el Gobierno a la Asignación Universal por Hijo, al apoyo alimentario del Plan 1.000 Días y la Prestación Alimentar van en la dirección adecuada”.
Como hemos señalado en anteriores oportunidades en este mismo espacio, y en línea con el diagnóstico dado por Unicef Argentina, todos los datos difundidos deberían obligar a la comunidad en general a reflexionar sobre la magnitud del problema social generado por las políticas desacertadas que llevaron a la pobreza extrema hoy denunciada otra vez.
Y por ende a toda la dirigencia política, sin distinción partidaria, porque en gran medida todos esos sectores han sido responsables durante décadas del agravamiento de esta problemática.
Las actuales autoridades deben advertir que no se trata solamente de un mejoramiento de la situación económica del país, que es deseada por todos.
Nadie puede desentenderse de la contención social que necesitan tantos niños y jóvenes caídos en el desamparo mientras el anhelado despertar económico genera las condiciones de vida deseadas y necesarias.