Los caminos de Mendoza han sido un orgullo para los habitantes de este suelo, pero últimamente y especialmente durante el período de pandemia, se observó menor dedicación por los organismos de Estado, nacionales y provinciales, en la reparación de rutas.
Sin embargo, no desconocemos el avance en rutas sureñas y en la zona norte del territorio provincial: el avance del enlace que se denomina Palmira-Agrelo, que posibilitará la circulación del tráfico de carga sin pasar por las cercanías del radio céntrico de Mendoza. Es una obra importante y también las mejoras introducidas en la llamada ruta Panamericana y que este año, por fin, comience la necesaria doble vía a San Juan a través de la nacional 40. Pero, mientras se concretan algunas obras viales, menos de las que necesita una provincia como Mendoza con importante desarrollo en la producción y el turismo, los mendocinos queremos que los caminos que tenemos se conserven lo mejor que se pueda.
Uno de los saldos negativos de nuestras rutas, especialmente las nacionales en jurisdicción provincial, son los deterioros que se reiteran por las cargas pesadas que circulan por ellas. Nos referimos a los volúmenes transportados por encima de los valores permitidos por la ingeniería vial que, según la Dirección Nacional de Vialidad (DNV) es de 45.000 kgs.
Funcionarios de la repartición de calle Pedro Molina de Ciudad, admitieron a este diario que no pocas veces se descubrió a transportes que se desplazaban con la capacidad de carga excedida que, en algunos casos, llegó a la medida de 60.000 kgs.
Estos excesos se dan en los camiones ‘bateas’ que trasladan áridos de las diferentes canteras que están a los costados de diferentes tramos de las rutas nacionales 40 y 7, en las jurisdicciones de Ugarteche y Anchoris para el primer caso, y el área de Agua de las Avispas, en lo que concierne al Corredor Bioceánico. Por eso, y entre otros factores, los asfaltos de esas vías se encuentran con deterioros importantes, como lo destacó una nota de este diario el pasado lunes 11.
Se registran diversas fallas en la banda de rodamiento de esas calzadas, en ocasiones roturas de diferente tipo, con desgranamiento de asfalto y baches. En otras, con el clásico ahuellamiento, uno de los deterioros típicos de los pavimentos asfálticos, un gran riesgo a la seguridad de los usuarios porque aumenta la probabilidad de ocurrencia de incidentes de tránsito. Las autoridades de la DNV, y también las de Vialidad provincial, seguro que quieren terminar con estas irregularidades.
El plan, sintéticamente descripto, es que todos los camiones sospechados de trasladar una carga superior a la permitida sean controlados por las básculas de los puestos de control. El mayor número de unidades que infringe la normativa, es el que corresponde a los transportes de áridos para la construcción. Es allí donde se registran las mayores irregularidades y bastaría que se pudiera armar un operativo de control de 24 horas, con el auxilio de las policías municipales y de la Policía de Mendoza, para obligar a los choferes a realizar la obligatoria parada de supervisión de pesos. Podría causar algunas demoras en la entrega de las partidas de áridos, pero, una vez que los responsables del traslado de estos materiales observen que lo mejor es cumplir y evitar multas y decomisos, ceñirse a la ley será la mejor solución.