Las Naciones Unidas resolvieron que en la primera semana de octubre de cada año se ponga en consideración el Día Mundial del Hábitat, una forma de reflexionar sobre el estado de nuestros pueblos y ciudades y sobre el derecho básico de todos a una vivienda adecuada. En los fundamentos de la jornada se expresa la necesidad de que todos asumamos el poder y la responsabilidad de moldear el futuro de nuestras ciudades y pueblos.
El año pasado, el lema de la evocación fue Tecnologías de punta como herramientas innovadoras para transformar los residuos en riqueza y prosperidad, un trascendente cometido.
En este año, la consigna es “Vivienda para todos. Un mejor futuro urbano”, una propuesta no menos gravitante y de enorme importancia para una provincia como Mendoza con un déficit habitacional muy alto de unas 70.000 unidades, según estimaciones del Instituto Provincial de la Vivienda. A esta preocupante cifra hay que añadir que la Cámara de Corredores Inmobiliarios de Mendoza suma también la necesidad de por lo menos 60.000 soluciones habitaciones (ampliaciones).
Muchas familias residen hacinadas y muchas más lo hacen en más de 200 barrios populares, donde mal habitan -según datos de hace dos años- unas 20 mil familias, algo así como 5% de la población de la provincia, debiéndose considerar en ese total un gran porcentaje de niños y niñas.
Son estos, entre otros, los desafíos que tiene la provincia porque es muy penoso el estado en que viven esos comprovincianos, y sobre todo porque la mayoría son personas que transitan la infancia y la adolescencia.
El Gobierno provincial tiene mucho que hacer en este menester, y de hecho el gobernador Rodolfo Suárez ofrecía, antes del comienzo de la pandemia, un plan de ejecución de al menos 8 mil casas en 4 años de gestión.
Hay que esperar que ese programa pueda llevarse a cabo y, aunque hemos dicho que las necesidades en la materia superan ampliamente la cifra mencionada, cumplir con ese total será una meta digna de lograr.
Asimismo, existe la apuesta del Gobierno nacional de invertir en todo el país 25.000 millones de pesos para la construcción, refacción, mejoras y compra de lotes. Habrá que definir el porcentaje de inversión que corresponde a Mendoza de esa voluminosa partida.
Como se ve, hay mucho para hacer en esta particular encrucijada provincial, en la que conviven hermosos barrios públicos y privados, con sectores empobrecidos y de viviendas en mal estado, villas y asentamientos con paupérrima infraestructura y pésimos servicios esenciales, que malogran la vida de sus habitantes, con mayor incidencia en las camadas infantiles.
Veamos cómo se puede progresar en esta temática, teniendo presente la característica distintiva del hábitat mendocino concentrado en tres oasis con núcleos urbanos en los que reside la mayor parte de la población provincial.
Por ello deben enfocarse políticas que aseguren el ordenado crecimiento del área metropolitana, las ciudades cabeceras de departamentos y potenciar los núcleos menores, atendiendo las problemáticas que plantea el cambio climático, la provisión de agua y el prioritario mejoramiento de la informalidad habitacional.
Tareas a incluir en los planes de ordenamiento territorial de cada departamento.