Los episodios de violencia generados por desalmados y mal llamados hinchas en partidos disputados por Godoy Cruz, son muchos y muy graves, a lo largo de dos décadas.
Lo ocurrido hace unos días en la helada y lluviosa jornada del 25 de mayo, en el estadio Malvinas Argentinas, marca otra cuota de vergüenza en la historia de una institución que definimos como señera.
Esa tarde una porción de delincuentes se salió con la suya, produjo todo tipo de desmanes, arrojó piedras y escombros, productos estos últimos de la rotura exprofeso de los sanitarios de un sector el estadio, y consiguió la suspensión del partido que la escuadra local disputaba con San Lorenzo de Almagro.
Esta suerte de “hunos” procedió de la misma forma el 8 de abril pasado cuando el Tomba recibía en el mismo escenario a Sarmiento de Junín, logrando la interrupción del juego y causando daños de magnitud en el Malvinas. El deterioro causado por los vándalos fue valuado en 25 millones de pesos, que debió asumir el propio club del departamento de Godoy Cruz.
Yendo más atrás en el tiempo. Promedia el año 2006. Mendoza es noticia nacional por el mismo proceder de inadaptados que hicieron todo lo posible por interrumpir el encuentro debut del Tomba en Primera División. El mismo libreto en acción: piedrazos, corridas, balas de goma y gases lacrimógenos. Las instalaciones públicas del Estado quedaron con serios daños que implicaron fuertes inversiones en reparaciones, plata que podría haber tenido otros destinos.
Ahora irán pasando las jornadas, se tomarán, por parte de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), distintas sanciones contra el club tombino, que ya de hecho empezaron a hacerse sentirse porque en su partido contra El Porvenir, por la Copa Argentina, los simpatizantes del Tomba no pudieron asistir.
Insistimos en que el tiempo irá cerrando el vergonzoso recuerdo de lo ocurrido en la aciaga tarde del último sábado de mayo.
Nadie garantiza que en futuras presentaciones de la escuadra mendocina otra vez estos inadaptados no vuelvan a poner en práctica toda su violencia destructiva, que inclusive hace peligrar la vida digna institucionalmente de una entidad como es la nacida un 1 de julio de 1921.
No hay derecho a que toda una sociedad, porque el público en general de Mendoza ve con simpatía el desempeño de Godoy Cruz, se vea amenazada por estas hordas cada vez que el conjunto bodeguero juegue de local.
El equipo pronto pasará a recibir a los conjuntos visitantes en el remodelado estadio Feliciano Gambarte, “La Bodega”, en la dirección de Balcarce 477, a pocas cuadras del centro de la ciudad de Godoy Cruz y en medio de una zona densamente poblada. ¿Qué pasará entonces?
Tememos que, si no se pone fin al accionar de los marginales que vienen malogrando muchas tardes de fútbol, en el nuevo escenario no sólo correrán peligro los espectadores y la sede, sino también las viviendas del lugar y sus moradores.
Finalizamos afirmando que la sociedad tendría que avalar a las declaraciones del vicepresidente de Godoy Cruz, José Mansur. “Son problemas complejos, lo importante es mirar para adelante. Se ha resuelto trabajar con el Gobierno de Mendoza, con todo el Ministerio de Seguridad y con la mayor predisposición del club, de los dirigentes, para poder solucionar las situaciones que vienen y, que estos inadaptados que dicen que son hinchas de Godoy Cruz y sólo perjudican al club, no vayan más a la cancha”. Un desafío y una oportunidad para que ir a ver un partido de fútbol no sea poner en riesgo la vida.