Un incomprensible ataque a servidores públicos de Luján de Cuyo se consumó en la noche del pasado miércoles 24, cuando una horda de individuos atacó una unidad del Cuerpo de Bomberos Voluntarios.
Los hechos ocurrieron cuando una dotación de seis miembros, todas personas jóvenes, concurrió al barrio Las Margaritas, al norte de la calle Chile, distrito de Mayor Drummond. Allí se había consumado el asesinato de un morador de lugar, derivación de un enfrentamiento entre bandas, y como respuesta a esa muerte, varios vecinos quemaron las viviendas de quienes ellos sostenían eran los responsables del crimen.
Los voluntarios, sin conocer plenamente todas las circunstancias que rodeaban a los hechos, concurrieron con premura al lugar para impedir que las llamas se extendieran a otras propiedades, pero no pudieron actuar: una patota numerosa la emprendió a piedrazos contra la dotación. La unidad, una moderna autobomba de marca europea, tal vez una de las más actualizadas del parque de bomberos de la provincia, resultó con ventanas laterales y los parabrisas destrozados. Por fortuna y al estar equipados con la ropa de servicio y con sus cascos colocados, los jóvenes rescatistas no resultaron con lesiones graves.
El grupo, ante la actitud violenta de los atacantes, optó por retirarse y retornar al cuartel, evitando daños mayores. El caso está en manos de la justicia por el homicidio consumado, y presumimos que también se debe haber abierto una causa por el ataque al móvil del cuerpo de bomberos.
La agresión, como decimos, adquiere mucha gravedad por los riesgos corridos por el personal actuante y además el camión afectado no podrá ser utilizado en otras emergencias que pudieran surgir porque su reparación demandará días o semanas.
Mas allá del perjuicio a un equipamiento imprescindible para la institución de auxilio y rescate, lo ocurrido merece la urgente atención de las autoridades de seguridad del departamento.
Es verdad que episodios de esta naturaleza no se repiten mucho, pero es necesario actuar con severidad y estar prevenidos para no atravesar otros riesgos similares.
Situaciones similares han padecido en otros eventos los ocupantes de autos patrulleros de la Policía de Mendoza y de ambulancias del Sistema Coordinado de Emergencia o de servicios privados, al tratar de actuar en barriadas conflictivas.
Los cuerpos voluntarios de bomberos de la provincia pasan momentos difíciles debido a restricciones presupuestarias y a inconvenientes en sus finanzas, resultando muy difícil actualizar las herramientas que necesitan para trabajar y renovar los medios mecánicos que los trasladan a los puntos donde son requeridos.
Se puede entender que el material que emplean y los móviles sufran la fatiga del uso y se malogren total o parcialmente, pero tener que soportar que un grupo de forajidos destruya bienes que son de la comunidad, subleva y llama a la adopción de mecanismos que eviten la repetición de estos atentados.
Los habitantes deberán rogar que no haya emergencias de importancia en la zona porque la unidad atacada no estará disponible por un tiempo, siendo que conforma un elemento mecánico de gran prestación y una segura opción para sofocar incendios de proporciones.
La comunidad de todos los distritos y departamentos quiere y aprecia a los bomberos voluntarios. Su inapreciable servicio merece y debe ser protegido en razón de la misión humanitaria que realiza.