El fútbol y otro modo de violencia

En un reciente partido de fútbol entre Estudiantes y Gimnasia de Esgrima, el llamado clásico de La Plata, una parte de los hinchas locales se burló del arquero rival por la tartamudez que padece. La denigrante actitud motivó el respaldo del ministro del Interior al deportista afectado, pero la AFA debe impedir la repetición de sucesos como el narrado

El fútbol y otro modo de violencia
El arquero de Gimnasia, Rodrigo Rey, fue sometido a agraviantes burlas e insultos por la parcialidad de Estudiantes de La Plata.

El fútbol es un deporte de gran repercusión en todo el mundo y en nuestro país, como en otros de origen latino, expresión de una pasión acendrada.

Cada domingo o en cada día en que se juega, en la moderna conformación de los campeonatos de la Asociación del Fútbol Argentina (AFA), el público se vuelca a los estadios a pasar dos o tres horas con el ocio que más prefiere.

Hay jornadas estupendas, de buenos espectáculos y comportamientos adecuados de las multitudes que concurren a las canchas.

Pero, lamentablemente, en otras ocasiones la violencia se desata y se producen hechos de desatino y barbarie en los estadios y sus inmediaciones.

El comentario introductorio tiene que ver con lo ocurrido el primer domingo de junio, en el clásico de La Plata entre Estudiantes y Gimnasia de Esgrima.

El arquero de Gimnasia, Rodrigo Rey, bien conocido por los simpatizantes de Godoy Cruz porque actuó como su guardameta hace un tiempo, fue sometido a agraviantes burlas e insultos por la parcialidad del equipo local, durante todo el encuentro y en especial a la finalización del juego.

Rodrigo sufre de tartamudez desde su infancia, trastorno que se evidencia por las interrupciones en la fluidez al hablar. Esa condición fue utilizada como mofa por individuos despreciables de la parcialidad del cuadro local.

Al ser consultado por lo sucedido, el propio afectado declaró: “La maldad de la gente, y el maltrato de meterse con la dificultad que tengo desde chico, no me gusta que pase. Me parece que son situaciones que no suman ni al fútbol ni a la sociedad”.

El ministro del Interior, Eduardo De Pedro, respaldó al arquero de Gimnasia y Esgrima, por las burlas que sufrió por su disfluencia y consideró que actitudes como las asumidas por los seguidores de Estudiantes no causan otra cosa que repudio y un sinsabor en las personas de bien. “Quiero destacar su entereza ante la agresión. Cada vez son más los que levantan su voz contra la intolerancia”, dijo el funcionario, quien a su vez, como es público y notorio, sufre de una dificultad similar a la del deportista.

Hay que pasar a la toma de decisiones y no permitir todo en las canchas de fútbol, bajo la equivoca explicación de un falso “folclore” en las canchas.

Demasiados hechos aberrantes se han cometido en los ámbitos que estamos describiendo en aras de que “la pasión desborda y no se la puede contener”.

Esto no tiene nada que ver con un sano sentimiento de pertenencia a unos determinados colores deportivos, y por el contrario, se convierte en una actitud repudiable, que nos recuerda a las burlas cargadas de xenofobia, racismo y discriminación que se han puesto en evidencia en los estadios europeos contra jugadores de color o provenientes de otras culturas y etnias.

La institución que rige el futbol argentino, la AFA, debería estar atenta a estas manifestaciones y hacer todo lo posible para erradicarlas, primero con recomendaciones a los clubes y luego, de persistir en las conductas desleales, tomando sanciones contra las instituciones, cuyas autoridades (en este caso Estudiantes) repudiarán seguramente comportamientos arteros como el ocurrido.

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