Papa Francisco volvió a insistir sobre el problema del hambre en el mundo, en un mensaje por la reciente celebración del Día Mundial de la Alimentación, en ocasión del 75° aniversario de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El día de esta celebración fue instituido en 1979 por la FAO para concientizar a todos los pueblos sobre el problema alimentario en el planeta y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza.
La jornada coincidió con la fecha de la fundación de la FAO en 1945, apenas finalizada la Segunda Guerra.
En la circunstancia actual, es la primera vez que el Pontífice visita la sede de la FAO (en Roma), en ocasión de su Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición. La última vez que un sucesor de Pedro había estado en la sede de la FAO, había sido en 1992, cuando San Juan Pablo II inauguró la Primera Conferencia sobre la Nutrición y puso en guardia a la comunidad internacional ante el riesgo de la “paradoja de la abundancia”.
El Pontífice argentino remarcó que no han cambiado demasiado las cosas. Llamó enérgicamente a desterrar el hambre en el mundo. Hace 75 años finalizaba la segunda conflagración ecuménica del siglo pasado y muchas naciones, especialmente las de Europa, quedaban atrapadas por la escasez de alimentos y el racionamiento, que hacían estragos entre millones de seres.
Ahora es la extendida pandemia del Covid-19 la que pone en crisis la alimentación de cientos de miles de personas y el hombre que preside el Vaticano enciende las luces de alarma.
Por eso sus palabras graves y sin espacio para la excusa, que transcribimos en parte: “Hay comida para todos, pero no todos pueden comer. Mientras que el derroche, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros fines, están ante nuestros ojos. Por desgracia, esta ‘paradoja’ sigue siendo actual. Hay pocos temas sobre los que se esgrimen tantos sofismas como los que se dicen sobre el hambre. Pocos asuntos tan susceptibles de ser manipulados por los datos, las estadísticas, las exigencias de seguridad nacional, la corrupción o un reclamo lastimero a la crisis económica. Éste es el primer reto que se ha de superar”.
También efectuó una solicitud práctica, directa, que se podría ejecutar si hubiera, aunque fuera de manera parcial, voluntad entre las naciones más opulentas del orbe. Esa “decisión valiente”, como le llamó, consiste en constituir, con el dinero que se usa para la fabricación de armas, un fondo mundial que pueda derrotar definitivamente el hambre y ayudar al desarrollo de los Estados más pobres.
El Papa también hizo referencia a que “a pesar de los esfuerzos realizados en los últimos decenios, el número de personas que luchan contra el hambre y la inseguridad alimentaria está creciendo (…). Para la humanidad el hambre no es sólo una tragedia sino una vergüenza”.
Pero, el hambre no hay que buscarlo fuera de nuestras fronteras, ya que golpea y fuerte en el territorio argentino, pese a que nuestro país es un gran productor de alimentos. Es de esperar renovados esfuerzos de los gobiernos, nacional y provinciales, y de las organizaciones civiles, para atender de manera directa y concreta a una adecuada atención de esta necesidad primaria, como reclama Francisco.