Aunque hay diversas prioridades sociales en nuestra realidad mendocina, de necesidades en la atención de los pacientes que está causando la circulación del peligroso patógeno, los requerimientos en materia laboral por falta de empleo, no se pueden descuidar aspectos esenciales de nuestras bellezas naturales.
Posamos una vez más la mirada en nuestro hermoso Parque General San Martín, que continúa siendo una de las grandes realizaciones provinciales, en materia de recreación y fuente potencial de valores vinculados a la salud y desarrollo de las personas.
Debe señalarse como medida correcta que, al inicio de la estación primaveral en curso, se hayan dispuesto controles en el pulmón del Gran Mendoza para desalentar los picnics en familia o con amigos que, lamentablemente por ahora, no se pueden realizar, en razón de la necesidad de evitar los potenciales contagios. Entonces, y como tantos otros sitios privilegiados que tenemos, el parque está en vigilia hasta su plena rehabilitación y, mientras tanto, su cuidado y atención diaria tiene que ser a pleno, en la medida de las posibilidades de presupuesto y personal que disponga el área que lo administra.
Los que transitan por el parque, en los desplazamientos permitidos y los que lo atraviesan para llegar a otros destinos, han advertido con mucha preocupación y pena la falta de mantenimiento acentuada de sus prados y bosques, situación que se puede observar desde las distintas avenidas y calles interiores del paseo.
Así lo han manifestado a este diario ingenieros agrónomos animados por la intención de mantener alta la vara de cuidado de esta estructura boscosa y de verde que muchos países quisieran tener. Señalan esos observadores que la falta de riego, las acequias cubiertas de hojas y el excesivo desarrollo vegetativo que constituyen los pastizales, manifiestan una sensación de abandono impropia de un espacio público, símbolo del trabajo del hombre y su esfuerzo para doblegar al desierto. En caso de persistir esta inactividad de gestión administrativa, que a lo mejor pueda tener sus razones pero que no se justifica, llevará inexorablemente a las pérdidas, por sequedad parcial o total, de forestales de gran antigüedad, muy difícil de restituir en el corto tiempo por los replantes.
Esta situación que es preocupante obliga a reclamar en forma urgente la preocupación de los responsables gubernamentales del área por el cuidado y mantención del patrimonio público de los mendocinos.
Como estamos analizando la actual realidad del muy querido Parque General San Martín, nos queremos referir al proyecto gubernamental de construir un restaurante, en la explanada del Cerro de la Gloria.
La comunidad espera que, antes de tomar la decisión de llevar adelante la licitación y luego de otorgar la obra al ganador de la convocatoria, el Gobierno atienda a las observaciones que formulan al proyecto especialistas e investigadores del patrimonio cultural y arquitectónico, como la arquitecta Silvia Cirvini, quien califica “de mala idea” hacer el mencionado emprendimiento en ese lugar.
El Gobierno tiene sus propios defensores de los bienes que deben ser protegidos y preservados y, probablemente, se pueda entablar entre los sectores públicos y privados un debate que nos coloque frente a la mejor solución.
