Las recientes elecciones de medio término en Estados Unidos expresaron un equilibrio entre demócratas y republicanos que contradijo bastante a los pronósticos.
No se produjo la victoria contundente que los republicanos adictos a Donald Trump esperaban para la nueva conformación del Congreso. Todo lo contrario: el ex primer mandatario vio caer en los distintos Estados a varios de los candidatos por los que apostaba fuertemente. Por ello gran parte de la prensa internacional coincide en considerar a los resultados de la votación del martes como una suerte de salvavidas para la gestión del presidente Joe Biden.
La gestión demócrata llegó a esta instancia con índices de desaprobación importantes sustentados, básicamente, en problemas inflacionarios no frecuentes en el país del Norte, además de aspectos que en más de una oportunidad pusieron en tela de juicio el liderazgo del Presidente.
Una acertada síntesis del panorama previo y poselectoral lo brindó en sus columnas “The New York Times”. El tradicional medio destacó antes de la votación que sólo en tres oportunidades desde las primeras elecciones al Congreso después de la Segunda Guerra Mundial la inflación en EEUU fue tan alta como en esta oportunidad, previo a una votación nacional. Sin embargo, luego de los comicios el mismo periódico destacó que, pese al escenario adverso con el que le tocó cotejar, Biden obtuvo el mejor resultado de mitad de mandato de cualquier presidente estadounidense en 20 años.
Tal vez por ello el primer mandatario de Estados Unidos volvió a sintetizar con un concepto no menor lo que significaron elecciones tan parejas. “Hoy es un gran día para la democracia”, expresó al promediar la información de los resultados de la votación, cuando ya se confirmaba una paridad. Se trata de la misma prédica con la que llevó a cabo su campaña presidencial y con la que celebró su triunfo y posterior asunción. Biden siempre sostuvo que la democracia es como un bien preciado frágil al que hay que proteger.
Con esa línea buscó siempre marcar claras diferencias con su antecesor, Donald Trump, con el que compitió. El republicano siempre alertó a su país y al mundo por su prédica y arrebatos, muchas veces identificados con modelos de liderazgo político de corte autoritario no habituales en la política norteamericana, pero que terminaron aislando a EEUU como país referente a nivel internacional.
Trump buscó utilizar esta elección como prueba para encarar su pretendido retorno a la Casa Blanca dentro de dos años. No sólo los resultados no lo acompañaron en la medida de lo esperado por él; también surgieron posibles alternativas entre la dirigencia republicana que pueden poner fin, o al menos opacar, el empoderamiento que hizo del partido para fortalecer su estrategia hegemónica.
Un buen porcentaje de la ciudadanía le dio al gobierno de Biden respaldo a sus méritos institucionales en un contexto de crisis económica y consecuente inquietud social. Y si los números finales con respecto a las bancas del Congreso reflejan la misma paridad, también se impondrá la necesaria búsqueda de consensos que representa a toda democracia seria y confiable.