Se han conocido anuncios del Gobierno provincial referidos a obras que realizarán en el interior de nuestra joya ambiental, el Parque General San Martín.
Se trata de la reubicación de la histórica calesita del paseo, ubicada a 200 metros al Oeste de la Fuente de los Continentes. Con esa reubicación del carrusel vienen otras tareas que pretenden el acondicionamiento integral de ese lugar del paseo.
De acuerdo a las previsiones del Gobierno, la zona necesita más servicios acordes a las necesidades de las familias que utilizan un espacio de esparcimiento y recreación.
“La propuesta de la remodelación rotonda de La Calesita pretende acondicionar este espacio para un uso más integrador, más actual, más plural y más dinámico, para recuperar la reunión social y familiar al aire libre…”, comentó Humberto Mingorance, secretario de Ambiente.
El ministro de Planificación e Infraestructura de Mendoza, Mario Isgró, prometió que “el proyecto no afectará el perfil histórico y patrimonial de ese sector del parque. Vamos a renovar equipamientos, reparar calles y propiciar en esta primera etapa la reinstalación de la histórica calesita en el sector central de la rotonda…”
La iniciativa de embellecer y mejorar un sector del principal paseo mendocino satisface, en general, pero lo que debe evitarse es que el parque siga perdiendo espacio a manos de concesionarios o inversores privados. En otro destino, sí podría admitirse la opción de favorecer el esfuerzo privado, pero no en un contorno tan frágil ambientalmente como es el “pulmón” del Gran Mendoza, cuyo cuidado y limpieza es motivo de mucha preocupación y no siempre termina de convencer a la ciudadanía.
Nos referimos en concreto a la posibilidad de emplazar en la actual locación de la calesita, un polo de servicios que será concesionado a un tercero para un local gastronómico.
Está bien pensar en ofrecer prestaciones al público, pero ante el riesgo de afectar una zona de valiosos árboles y bellos prados, una edificación para dar de comer a los paseantes, debería ser estudiada a fondo.
La propuesta de reubicar la calesita podría admitirse, pensando que, con la intervención propuesta, el sitio mejorará. Pero, incorporar unas instalaciones de tipo gastronómico en un sitio predominante verde y delicado en su esencia misma, nos parece una acción que exige un análisis más profundo y adecuado.
El Parque ya perdió mucho terreno durante años y hace tiempo que debió establecerse por leyes aprobadas en nuestra Legislatura que no puede resignar ni un metro cuadrado más. Imaginemos qué pensaría sobre estos posibles usos comerciales el proyectista del paseo, el paisajista francés Carlos Thays. Y convendría releer al renombrado arquitecto Daniel Ramos Correas, quien en los años cuarenta intervino sobre el espacio público dándole preeminencia al verde urbano a través de proyectos basados en los principios del pintoresquismo.
La proyectada intervención en el área de la calesita es una obra que debería planificarse un poco más porque no se trata de un requerimiento de urgencia. En este caso se debería adoptar el mecanismo de la consulta a organizaciones especializadas, conformadas por arquitectos, urbanistas, y otros profesionales, quienes pueden aconsejar sobre la mejor forma de actuar en el sector que se planea intervenir.