El habitante común, los ciudadanos en general, disfrutamos del agua que bebemos o que utilizamos de diversas maneras, pero generalmente no reflexionamos sobre el origen del líquido que usamos y el papel que cumplen los glaciares en la producción del recurso hídrico.
Gran parte del agua que consumimos o que empleamos proviene de unas ‘fábricas’ instaladas en las montañas que llamamos glaciares.
El papel que cumplen estas formaciones tanto para los habitantes del país como para el mundo entero, es superlativo y digno de ser defendido de todas las agresiones del cambio climático.
En un verano como el actual, en especial la región andina, el calor sofocante es atenuado por la sombra de los árboles y por la disponibilidad del imprescindible líquido que proviene de los ríos, que son abastecidos por las descargas de los glaciares.
Por eso es atinado que organismos internacionales promocionen a estos gigantes de hielo, que en muchos lugares están en retroceso debido al cambio climático y a la contaminación que producen determinadas actividades humanas.
Es muy importante que se llegue a los ciudadanos con un mensaje sobre la necesidad de proteger a las ‘usinas’ de agua porque el desconocimiento de su valor y el avance de acciones negativas para su desarrollo y expansión en la naturaleza, no será otra cosa que avanzar hacia un mundo más árido y deshumanizado. Falta mucho para eso, piensan no pocos, pero todo lo que se pueda hacer para ir en contra de esa forma de persona, aliviará el sufrimiento de muchos hombres y mujeres, en nuestra realidad y en otras partes del orbe.
Por eso es un acierto que hace días se haya lanzado la propuesta de “2025, Año Internacional de la Preservación de los Glaciares” y al 21 de marzo, como el Día de los Glaciares, gestión de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) lo cual marca un hito en los esfuerzos mundiales para proteger las formaciones de agua.
Los glaciares son esenciales para proporcionar agua dulce a más de 2.000 millones de personas en todo el mundo. Entonces, la dependencia con la nieve y el hielo de las montañas para el abastecimiento necesario para “mantener los ecosistemas, la agricultura, la industria y el agua potable”, como afirmó el presidente del Consejo Asesor del Año Internacional de los Glaciares, John Pomeroy.
La defensa y preservación de los glaciares es relevante para la sostenibilidad medioambiental, la estabilidad económica de los pueblos, y la salvaguardia de los servicios culturales y los medios de subsistencia.
Por eso es válida la calificación de los glaciares como las “torres o depósitos de agua del mundo” porque abastecen de agua dulce a más de la mitad de la humanidad y almacenan alrededor del 70% de esta. Dichas formaciones de hielo cubren aproximadamente 700.000 km² de la tierra.
Sin embargo, estas reservas están retrocediendo rápidamente debido al cambio climático. “La OMM confirmó recientemente que 2024 fue el año más cálido jamás registrado y ha lanzado repetidas alertas rojas sobre el estado de nuestro clima”, declaró Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.
Por suerte en Mendoza tenemos el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), puntal a nivel nacional en la investigación sobre los glaciares.
Este instituto es el encargado (Ley 26.369) de la realización del Inventario Nacional de Glaciares y monitoreo de cuerpos de hielo en la Argentina, y en tal sentido su staff directivo y miembros adhirieron a la iniciativa de que haya una jornada dedicada a los glaciares.
