Los incendios rurales o forestales naturales siguen siendo una gran preocupación en la provincia, que en las últimas temporadas ha visto cómo se dañaban grandes hectáreas de terreno, con una gran afectación del paisaje y la biodiversidad que caracterizan a muchos de nuestros ambientes.
Hace poco más de un mes ocurrió un siniestro en jurisdicción de la Reserva Natural Villavicencio, que afectó a unas 70 ú 80 hectáreas, en un ambiente único a unos 50 km del centro de la capital mendocina.
El de Villavicencio es un ecosistema natural muy frágil, que comprende más de 60.000 hectáreas, en las que se pueden identificar distintos ambientes, como monte, cardonal y puna, en los que habitan y crecen diferentes especies de flora y fauna muy diversas, que incluye aves, reptiles, mamíferos y hasta anfibios.
El cuidado de un espacio de tanta riqueza está a cargo de guardaparques y otros servidores, que tienen un territorio muy amplio para vigilar. En ocasiones no pueden impedir este accionar delictivo, ya que los primeros informes indican que el incendio fue intencional.
En tal sentido, el alerta dispuesto por el Plan Provincial de Manejo del Fuego (PPMF) es permanente, con el apoyo de Defensa Civil, los bomberos voluntarios y la Policía de Mendoza.
Otras regiones del territorio provincial se encuentran en las mismas condiciones de riesgo y en tal sentido la consigna es prevenir, vigilar y tratar de dar con las personas que causan deliberadamente estos desastres ambientales.
Otros hechos, en cambio, se producen por circunstancias no intencionales, mediando la irresponsabilidad de ciudadanos que encienden fuegos en sitios de alto contenido de disponibilidad de combustible (pastos secos, arboledas, etc) y no apelan a las sencillas maniobras para apagar los focos que dan origen a siniestros de grandes proporciones.
Tal vez sea necesario en un territorio tan amplio como el nuestro disponer de más equipamiento y guardias en sitios que los especialistas están en condiciones de marcar.
Un ejemplo, aunque pequeño, en este cuadro de situación es la intención de abrir un destacamento de bomberos en la región de El Salto por parte del cuartel de voluntarios de Luján de Cuyo. Disponiendo de una base en una posición del distrito cordillerano se podría actuar de manera temprana ante el surgimiento de un principio de incendio en los contrafuertes cordilleranos del área. De otra forma, puede pasar un tiempo valioso hasta llegar al punto de inicio de las llamas; entonces las posibilidades de contener el avance del fuego se reducen.
El estado ideal sería que las zonas que recurrentemente han sido afectadas por incendios en los oasis mendocinos dispusieran de más rescatistas para actuar en la emergencia y, sobre todo, que los servicios de extinción dispusieran de más equipamiento.
Son inversiones significativas para el presupuesto provincial, hay que reconocerlo, pero los daños irreparables causados por el fuego producen consecuencias en suelos arrasados, posibles pérdidas por mortandad de ganado e instalaciones y viviendas dañadas.
Otro aspecto al que aspira la población es que las investigaciones para dar con los responsables de los incendios intencionales sean identificados y se les inicien los correspondientes procesamientos.
Desde este año y mediante la modificación de un artículo de la ley provincial de prevención y lucha contra incendios rurales, la Dirección de Recursos Naturales Renovables incrementó las sanciones establecidas para quienes provoquen incendios forestales. Dependiendo de los daños y perjuicios, se podrán aplicar multas hasta $7.560.000.