Con la llegada de la primavera y su continuación estacional, el verano, se potencian las posibilidades de incendios de campos en la provincia de Mendoza, que desafortunadamente son causados en un 95% por el ser humano.
El sencillo aviso de “basta una brasa mal apagada para consumirlo todo”, que amplifica permanentemente el Plan Provincial de Manejo del Fuego (PPMF), no se encarna debidamente en toda la población, y no faltan irresponsables que causan verdaderos desastres ecológicos con sus quemas clandestinas o causando llamas por otros motivos.
Mendoza se encuentra actualmente en situación de emergencia ígnea y resulta determinante que todos, ciudadanos y servicios públicos, nos empeñemos en prevenir los focos de incendios forestales.
Como se ha manifestado, las acciones humanas son responsables de la mayoría de los casos. Pero, también influyen las altas temperaturas, las sequías, los bajos niveles hídricos y, en nuestra realidad, las incidencias derivadas del viento Zonda. Todas estas condiciones hacen que determinadas regiones sean más propensas a siniestros o que éstos se propaguen más rápidamente.
Ya se han registrado hechos preocupantes en nuestra geografía, como varios episodios ocurridos en el área de Los Corralitos (Guaymallén), a consecuencia de quemas clandestinas para limpiar una finca. En un caso, las llamas malograron una camioneta operativa de los bomberos voluntarios de ese departamento. En otro suceso muy grave, desencadenado hace pocos días, se afectaron viviendas, al punto que una joven madre de 24 años y su hijo de 5, perdieron el techo que los cobijaba y todas sus pertenencias.
Meses atrás, otra quema clandestina afectó severamente a unas 4.000 hectáreas, en la localidad de Los Parlamentos (San Rafael). Se logró evitar que las llamas alcanzaran una explotación petrolera de una empresa petroquímica, y la línea de alta tensión de 132 kilovatios que alimenta todo Malargüe y la ruta nacional 144.
Tomar precauciones y llamar sin pérdida de tiempo al 911 cuando se observe que se está haciendo fuego en lugares no autorizados o potencialmente riesgosos, es una medida a adoptar en la cadena de eventos para luchar contra estos flagelos. La situación se complica cuando el foco ígneo se produce en extensiones lejanas y deshabitadas, como el caso de Los Parlamentos.
Al actuar de esta forma se ganará un valioso tiempo porque los servidores públicos (brigadas del PPMF), cuerpos de bomberos voluntarios o de Policía de Mendoza y guardaparques, podrán circunscribir el fuego inicial antes que se convierta en un incendio de proporciones.
Está plenamente vigente la Ley 6.099, que prohíbe el uso del fuego como herramienta de limpieza, y también rige la norma provincial 9.099, que actúa como Código Contravencional para reprimir las acciones y daños causados.
Por un lado, hay multas en dinero que van de los $50.800 a $17.780.000 para quienes, sin causar un incendio, encendieran fuego en zona urbana o rural en los caminos y en zonas de esparcimiento, públicas o privadas; en calles, acequias, puentes, banquinas o basurales, sea quemando hojas, ramas, madera y basura.
Además, el Código Penal prevé entre 3 y 20 años de prisión, dependiendo de los daños ocasionados por incendios.
Lamentablemente estamos expuestos a que estos sucesos continúen.
El Estado provincial dará un paso importante si logra dotar de más personal a las fiscalías contravencionales, una forma de actuar más rápidamente para sancionar las conductas gravosas de individuos que actúan al margen de la ley.
Otra medida positiva sería ampliar los cuerpos encargados del luchar contra estas contingencias, que hacen un buen trabajo, pero que en ocasiones no dan abasto para frenar los efectos destructivos de los siniestros.
Asimismo, es necesario que se dispongan las partidas necesarias para mantener y renovar el costoso equipamiento que usan los organismos como el Plan contra el Fuego o de los mismos bomberos voluntarios y sus colegas del sistema oficial.