En una reciente reunión en la Casa Rosada, directivos de la Unión Industrial Argentina (UIA) le presentaron al presidente de la Nación una serie de propuestas “para un desarrollo productivo, federal, sustentable e inclusivo”, según el enunciado del plan entregado al jefe del Ejecutivo nacional.
El trabajo se basa en un esquema de incentivos a las inversiones industriales, mecanismos para generar empleo formal y fortalecer la formación de profesionales, desarrollo de la pequeña y mediana empresa y promoción de las exportaciones.
La presentación de los directivos de la UIA a Alberto Fernández se dio en el marco de la discusión existente sobre la aplicación de nuevos impuestos en el país, todos a contramano en medio de una crisis económica y social de gran envergadura y resultados inciertos, por lo menos en el corto y mediano plazo.
Por ello, el titular de la organización de empresarios, Daniel Funes de Rioja, concretamente le pidió al Presidente que no haya en lo inmediato creación de nuevos gravámenes.
En tal sentido, hace pocos días, el empresariado argentino en general había expresado su desagrado por el anuncio hecho por el ministro de Economía, Martín Guzmán, con relación a la implementación del impuesto a la llamada renta inesperada.
Siempre sobre la excesiva carga impositiva, y en línea con la UIA, la Unión Industrial de Mendoza también fue muy crítica con la nueva carga propuesta.
A través de un extenso documento hecho llegar a los medios, consideraron los empresarios industriales locales que el Gobierno lo único que pretende es seguir financiando “un Estado cada vez más grande, sin desarrollo serio de la economía, con el consiguiente impacto en la inflación y en el desaliento de inversiones en un contexto de reglas cambiantes” que rozan el absurdo.
Realmente, el inapropiado momento elegido por la conducción del Ministerio de Economía de la Nación para idear un nuevo gravamen, en un contexto de incertidumbre generalizada en el mundo, principalmente, a raíz del conflicto bélico en Ucrania, tuvo una espontánea reacción negativa que, por citar un ejemplo, potenció la multitudinaria marcha de ruralistas, llevada a cabo el sábado pasado en la ciudad de Buenos Aires y convocada con motivo del descontento de amplios sectores del campo argentino con disposiciones gubernamentales relacionadas con el agro.
Por lo tanto, resulta importante que, pese a todas las adversidades existentes, los industriales expresaran al titular del Ejecutivo nacional que existe voluntad de diálogo del sector, mostrándose, además, dispuestos a la búsqueda de consensos, partiendo de la base de que siempre resulta trabajoso hallar posturas unánimes en materia económica ante la difícil coyuntura actual.
Por otro lado, los representantes de la industria no dejan de señalar que permanentemente están dadas las condiciones para una recuperación del sector al que representan.
Una mejora que exceda lo que solamente se puede considerar como un rebote de las actividades luego de la crisis por la pandemia y la extensa cuarentena.
Loable aporte para un país en crisis y en el que la política poco y nada es capaz de aportar para lograr soluciones.
