La Biblioteca Pública General San Martín, que está cumpliendo 200 años de servicio, nació como fruto de un vigoroso impulso cultural que vivió nuestro país después de 1820. Fueron protagonistas varios ciudadanos de entonces, pero la gran figura que posibilitó materializar este gran establecimiento fue el general San Martín.
En 1818, a su paso por Mendoza, el prócer hace testamento ante el escribano Lorenzo Barcala por el cual dona libros para integrar un acervo bibliográfico.
Un grupo de ilustrados de Mendoza promueve la formación de la Sociedad Biblioteca Mendocina, que expresa en marzo de 1822 el deseo de fundar una biblioteca popular, declarando “socio fundador” nada menos que al Padre de la Patria.
El gran día de la apertura de la Biblioteca Mendocina a la comunidad fue el 9 de julio de 1822, con Agustín Delgado, como secretario. El primer inventario data de 1833, con un total de 1.113 ejemplares.
Luego de algunos años de poca información, en 1852 se ordena a Nicolás Sotomayor la reorganización e instalación de un gabinete de lectura. Funcionó en un espacioso recinto en la esquina que hoy forman Alberdi y Montecaseros. Desde ese momento la documentación se vuelve abundante y revela la constante preocupación de las autoridades por el buen funcionamiento de la entidad.
El terremoto de marzo de 1861 provocó enormes pérdidas a la biblioteca. Luego de peregrinar por varias locaciones, logra en 1956 estrenar su edificio propio en el predio que San Martín había adquirido pensando en su hogar definitivo, declarado Monumento Histórico “Solar de San Martín”. Y la sede que hoy conocemos fue construida durante cuatro años a partir de 1950 y el autor del proyecto fue el recordado arquitecto mendocino Aniceto Juan Puig.
Actualmente la entidad del paseo de La Alameda tiene servicios muy dinámicos como Circulación y Préstamos, Hemeroteca Mayor y Menor, los segmentos Infanto juvenil, Manuela Mur (Fondo general), de Autores Locales, de Lenguas Extranjeras y Extensión Cultural, además de salones para eventos y salas pequeñas para dictado de talleres.
La comunidad mendocina coincide en considerar a la Biblioteca Pública General San Martín como un tesoro que tenemos que preservar y apuntalar. Su gran hemeroteca contiene una amplia colección de diarios y revistas, no solo de Mendoza, sino de la región de Cuyo y Buenos Aires.
También acuden a su espacioso recinto de lectura jóvenes estudiantes que consultan la vasta colección de libros para completar la información de sus estudios secundarios y universitarios. Por eso los usuarios mendocinos esperan todas las medidas que el Gobierno provincial pueda disponer para apuntalar al organismo de la cultura local y entre esas disposiciones se requiere la urgente designación de la persona que ocupará la dirección del complejo.
Visitantes frecuentes de la institución, muchos de ellos pilares de la cultura local por las actividades que desarrollan, también se expresan a diario a favor del resguardo de la institución. Esas personalidades dan testimonio del aporte de la Biblioteca San Martín en el desarrollo de infinidad de profesionales de la provincia y llaman a salvaguardar este rico patrimonio para que continúe siendo un faro de sabiduría tanto en la provincia como en toda la región. El aporte de su amplia documentación de consulta permitió plasmar la base cultural y profesional con la que Mendoza se destaca en el país y el mundo.