La invasión rusa y sus efectos sobre la Argentina

El equilibrio que se necesita en la actual coyuntura geopolítica también será necesario para administrar los efectos positivos y negativos en el intercambio comercial.

La invasión rusa y sus efectos sobre la Argentina
Imagen ilustrativa / Los Andes

El actual conflicto bélico entre Rusia y Ucrania tendrá graves consecuencias sobre las vidas humanas en la región, y también un fuerte impacto en las relaciones financieras y comerciales globales. Las interrelaciones planetarias generadas por el desarrollo de las finanzas, de la tecnología y del comercio mundial son tan profundas que ningún país está a salvo de las esquirlas del enfrentamiento que hizo eclosión en el este de Europa. Esta conclusión es válida para la Argentina, que –a priori– puede realizar un balance con puntos a favor y puntos en contra de la confrontación injustificable que anima el gobierno de Vladimir Putin en Ucrania.

La primera consecuencia de ese enfrentamiento para nuestro país depende de su incierta ubicación en el tablero geopolítico mundial.El multilateralismo que declama el presidente Alberto Fernández quedó ensombrecido durante su reciente visita a Moscú, cuando se ofreció como “la puerta de entrada” de Rusia a Latinoamérica, al tiempo que denostó a Estados Unidos ante el jerarca ruso.

De todas formas, consumada la invasión, el Gobierno nacional reclamó el inmediato cese de los ataques militares rusos en Ucrania. A la hora de cerrar un acuerdo con el FMI, hay que tener en cuenta que en el seno de esa organización pesan las opiniones de Estados Unidos y de los miembros europeos, con una posición favorable a la independencia ucraniana y de su efectiva incorporación a la Otan y a la Unión Europea.

El equilibrio que se necesita en la actual coyuntura geopolítica también será necesario para administrar los efectos positivos y negativos en el intercambio comercial. El enfrentamiento ya disparó los precios de la soja, del trigo, del maíz y del girasol a valores récord en relación con los últimos años.

Argentina, que es productor de esos granos, podría recibir un ingreso extra por sus exportaciones, que también reforzarán las reservas del Banco Central. El costado negativo de esas subas es el precio de los alimentos internos, con base en el trigo, en el maíz y en el girasol, principalmente, que forman parte de la dieta básica de los argentinos.

La guerra también elevó los precios del petróleo y, de modo principal, del gas natural licuado (GNL), que el país importa en grandes cantidades para atender la alta demanda durante los meses invernales. Para ello se requieren divisas, que Argentina no tiene.

Por último, es posible que se aprecie a nivel global el valor del dólar, que se usaría como refugio ante la incertidumbre que puede provocar una guerra en los negocios financieros. Este complejo panorama en el tablero global debe obligar al Gobierno argentino a actuar con prudencia y sabiduría.

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