Las oscilaciones que muestra el Covid-19 en el mundo respecto de la desaceleración de contagios o rebrotes inesperados de la enfermedad, llegó a desorientar a los más calificados expertos en cuestiones sanitarias. Por ello, es común que se tomen medidas que luego hay que revisar, según disminución o incremento de infectados. Lo cierto es que las mutaciones de cepas e, incluso, la sub combinación de algunas de ellas con origen en la variante Ómicron vuelven a encender señales de alerta en algunas regiones.
No se trata de pronósticos ni de revelaciones científicas de limitada seriedad. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) expresó días atrás su preocupación por una nueva variante de la enfermedad conocida como “Ómicron XE”. A este contexto epidemiológico complicado habrá que añadir que la semana pasada la ciudad china de Shanghai extendió su confinamiento para frenar el avance del Covid-19. Se trata de un distrito de alrededor de 25 millones de habitantes, uno de los más poblados del gigante asiático, donde tuvo origen la pandemia a mediados de 2019.
Más allá de las mutaciones y combinaciones de cepas que se verifican en los laboratorios y que difícilmente puedan ser entendidas por el grueso de la sociedad, lo concreto es que el coronavirus no fue derrotado y amenaza con volver a la carga.
Los propios organismos internacionales de salud defeccionaron cuando no hace mucho se apresuraron a proclamar el fin de la pandemia, para pasar a una fase más benigna de endemia.
Habrá que inferir que ante un eventual e indeseado resurgir de la peste, se pondrá otra vez en marcha la gigantesca operatoria preventiva.
Por ahora, las malas señales vienen de Europa y de la aludida ciudad de China, pero desentenderse por completo de la prevención no es la mejor receta.
Tampoco lo es el inquietante relajamiento en el cuidado individual de las personas, lo cual se ve reflejado en el módico uso del barbijo. “De la gente que ingresa acá, el 40 por ciento no tiene colocado el barbijo”, graficó el propietario de una fiambrería. Y si le niega a alguien el ingreso al local sin ese dispositivo, el cliente se va y se pierde una venta.
Es verdad que se desaceleró la cantidad de contagios y de decesos en todo el territorio argentino. De igual modo, las autoridades políticas tendrán que estar en vigilia continuada, ante la posibilidad, aun remota, de que haya que poner a funcionar otra vez todo lo que se desmanteló.
En resumen, acerca de las alertas difundidas por la OMS, habrá que sostener una “vigilancia centinela” en los centros de salud, de modo de no ser sorprendidos con la guardia baja.