El 138° aniversario de Diario Los Andes halla a este medio en una auspiciosa etapa de afianzamiento a los cambios de época en materia comunicacional. Ello conlleva una transformación y un crecimiento como empresa pensados en la premisa de entrar de lleno en el mundo digital para sostener y afianzar el vínculo con sus seguidores también en el mundo digital.
En ese contexto, se renueva día a día el compromiso editorial de generar y aportar contenidos periodísticos de calidad y ampliamente diferenciales, con el principal objetivo de dotar de más beneficios a las exigentes audiencias de estos tiempos.
La profesionalidad periodística amalgamada con el desarrollo tecnológico le permite hoy a Los Andes encumbrarse como uno de los medios de referencia en la difusión de información actualizada minuto a minuto, como también continuar siendo ícono entre los medios nacionales a través de su edición impresa diaria.
Pero este auspicioso presente no debe hacer olvidar el camino transitado y a las figuras visionarias que sentaron bases sólidas para que Los Andes llegue hasta aquí. Es el caso de la licenciada Elvira Calle de Antequeda, nieta del fundador de este medio, Adolfo Calle, y durante décadas figura de peso y de notable respeto en la prensa nacional.
Su ingreso a la empresa, a mediados de la década de 1960, marcó el comienzo de un camino que no abandonaría hasta su muerte, a los 96 años de edad. Durante muchos años, Los Andes supo de sus bases morales e intelectuales. Su liderazgo y firme carácter le dieron a la empresa la posibilidad de sortear desafíos y mantener su derrotero.
Consideraba que el periodismo debe cumplir una función social que, a su vez, necesita sobresalir entre quienes están a cargo de la conducción de los medios. Y no dejaba de recordar una de las premisas fundacionales de Los Andes según el sentir de Adolfo Calle: la defensa de los intereses y facultades de la provincia al amparo de lo que marca la Constitución Nacional en cuanto a su organización y facultades autonómicas.
Su vocación periodística no fue lo excluyente en su vida. Elvira Calle también adquirió una decidida participación en el desarrollo cultural y social de la provincia, para lo cual, lógicamente, Los Andes también fue receptor de inquietudes y realizaciones en esas orientaciones.
No quedan dudas de que en tiempos como los actuales también se hubiese aferrado a los adelantos, a lo nuevo en materia comunicacional. Pero seguramente jamás hubiese dejado de lado lo que siempre abrazó con su mirada rectora: el respeto a la institucionalidad, la vigencia de las libertades públicas, los principios republicanos expresados en la libertad de opinión y de prensa, la irrestricta división de poderes, la periodicidad en la función pública y el normal funcionamiento del Estado al servicio de las necesidades básicas de la ciudadanía, comenzando por el acceso a la educación pública, una de sus mayores obsesiones.