La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al tabaquismo como la principal causa prevenible de enfermedad, discapacidad y muerte. Días pasados, el 31 de mayo, se conmemoró el Día Mundial Sin Tabaco, lo que ocurre a partir de 1987.
Esta evocación anual advierte a las personas acerca de los peligros que supone el consumo de tabaco, las consignas comerciales de las compañías tabacaleras, las actividades de la OMS para luchar contra la epidemia de tabaquismo, y lo que las personas pueden hacer para reivindicar su derecho a la salud y a una vida sana.
La celebración de esa jornada es una oportunidad para destacar mensajes concretos relacionados con el control del tabaco y fomentar la observancia del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco. El consumo de tabaco es la principal epidemia prevenible a la que se enfrenta la comunidad sanitaria.
Desde 1987 se ha mejorado mucho en este capítulo e inclusive en nuestra provincia donde se han evidenciado progresos, aunque no por ello haya que bajar la guardia.
Los datos a nivel nacional indican que el hábito de fumar ha disminuido, es decir, cada vez fuma menos gente, como lo plantea la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Pero, siempre hay un pero que interfiere en el camino a los logros porque nos encontramos con el contrasentido de que aumentó la edad de inicio precoz de esta práctica nada saludable, que se ubica entre los 12 y 14 años. Esta es una revelación que efectuó el doctor Nicolás Cangiani, médico neumonólogo del Hospital Universitario.
Por eso hay que realizar todos los esfuerzos para que esta tendencia desaparezca en un horizonte mediato, y los adolescentes y jóvenes abandonen este consumo.
En ese cometido se descarta un protagonismo muy importante de la sociedad en su conjunto, pero en especial de la familia, la escuela y las organizaciones de la comunidad.
El fumar cigarrillos causa problemas de salud significativos entre los niños y los adolescentes, que incluyen la tos, la producción de flema, más enfermedades respiratorias, el deterioro del buen estado físico, el riesgo de enfermedades cardiovasculares y el de grasa en el cuerpo y el deterioro del crecimiento.
En nuestro país, según la Cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, la prevalencia de consumo de tabaco (cigarrillos) muestra un sostenido descenso desde 2005.
Si bien estas cifras son alentadoras, todavía fuma uno de cada cinco adultos del país; uno de cada cinco trabajadores permanece expuesto al humo de tabaco en su lugar de trabajo y casi la mitad de la población vio publicidad de tabaco en los puntos de venta de cigarrillos.
Acompañando estas tendencias, 50% de los fumadores intentó dejar de fumar en el último tiempo. Sin apoyo para dejar de fumar, solo 4% de los intentos funcionan.
En nuestra realidad local vale consignar el proyecto de la diputada Josefina Canale (PDP) para que se cerraran de forma definitiva los espacios habilitados para fumadores en los casinos públicos o privados. Lamentablemente, la iniciativa no se aprobó y no se convirtió en ley. De todos modos, no se puede fumar dentro de los establecimientos de juego por resolución del Instituto Provincial de Juegos y Casinos (IPJyC).
En Argentina y consecuentemente en Mendoza, aunque la tendencia del consumo es descendente tanto en jóvenes como en adultos, la prevalencia y la mortalidad siguen siendo altas en comparación a otros países de la región, y el avance de las políticas preventivas debe ser más efectivo.