El Departamento General de Irrigación (DGI) encontró una manera práctica de dar utilidad a los residuos electrónicos, de por sí muy contaminantes, donándolos a una entidad sin fines de lucro que hace “joyería sustentable”.
Es una opción directa de comprometerse con el ambiente, que bien podría ser imitada por otros organismos estatales, privados y públicos de la economía que periódicamente descartan elementos de este tipo.
Los aparatos eléctricos y electrónicos (AEE) se definen como aquellos que requieren, para su funcionamiento, corriente eléctrica o campos electromagnéticos, mientras los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) son los eléctricos y electrónicos, sus materiales, componentes, consumibles y subconjuntos que los conforman, y que su poseedor descarta. A diferencia del resto de los residuos domiciliarios, los RAEE están manufacturados con una mayoría de metales, plásticos y diversos polímeros que pueden y deben ser reciclados. Asimismo, contienen pequeñas concentraciones de sustancias riesgosas para la salud y el ambiente, cuando no son recuperados, reciclados o tratados.
En el caso comentado, el organismo encargado de velar por la calidad del agua en Mendoza realizó los actos administrativos correspondientes para donar una significativa cantidad de chatarra electrónica depositada en un predio en Carrodilla de Luján.
Las donaciones fueron dirigidas a la asociación civil sin fines de lucro “Valor Tres”, que acredita responsabilidad social y economía circular como ejes de trabajo. Esta ONG dispuso de los bienes donados y creó las condiciones necesarias para que los componentes desechados pudieran ser reutilizados en otros aspectos de la producción de artículos. Sobre todo, elaborando “joyería sustentable” que, luego, se comercializa en ferias populares al aire libre.
Otro ejemplo que se inscribe en estos parámetros de cuidado ambiental lo llevó a cabo el municipio de Luján de Cuyo que, hace un tiempo, realizó una campaña de retención de RAEE, en la plaza departamental General San Martín.
Los elementos en desuso fueron cedidos a la empresa privada Reciclarg, que convierte la chatarra eléctrica y electrónica en objetos útiles y que está ubicada en el departamento de Guaymallén (calle López de Gomara). Luján de Cuyo fue el municipio que más desechos entregó al organismo privado, conformando 29% de la totalidad recolectada, siguiéndole Ciudad de Mendoza con 24%; Guaymallén, 16% y Godoy Cruz, 15%.
Debe continuarse con este tipo de acciones que, justo es reconocerlo, también se realizan en las jurisdicciones de otras municipalidades.
Recordemos que la Ley General del Ambiente de nuestro país (25.675) insta a “establecer un sistema federal de coordinación interjurisdiccional, para la implementación de políticas ambientales de escala nacional y regional”. Además, se calcula que para 2040, las emisiones de carbono provenientes de la producción y el uso de aparatos electrónicos, representarán 14% de las emisiones totales.
En síntesis, tanto la población civil cuanto los organismos de Estado provinciales y municipales deben consolidar su compromiso con el ambiente e incrementar las acciones tendientes a implementar un proyecto sustentable de gestión de sus residuos electrónicos.