En el acto realizado el 10 de este mes en la Plaza de Mayo, la vicepresidenta de la Nación hizo una lamentable apreciación sobre la Justicia y los medios periodísticos. Consideró que tienen los mismos objetivos y efectos que las dictaduras militares. Una malintencionada analogía que usó para embestir una vez más contra lo que el kirchnerismo considera una permanente conspiración contra sus gestiones.
Cristina Fernández de Kirchner acotó frente a una multitud de seguidores que antes “los gobiernos nacionales y populares eran desalojados con botas”, para agregar de inmediato que ya en tiempos democráticos “vinieron con jueces y medios hegemónicos para construir imágenes para juzgar primero en los medios. Porque se juzga en los medios y se pone el sello en la Justicia”.
Y remató su temeraria referencia acusando a medios y jueces de contribuir, además, no ya “en la desaparición física sino en la desaparición política de los dirigentes. Estos son los nuevos métodos de persecución a los dirigentes del campo nacional, popular y democrático”.
Como era de esperar, la dirigencia opositora se dio por aludida y hubo enérgicas expresiones de rechazo a lo expresado.
Es que hacia ese sector de la política dirigió sus encendidas palabras la Vicepresidenta en el marco de la ya interminable discusión sobre el demorado acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Una vez más usó el argumento de la supuesta existencia de una oposición desestabilizante que antes golpeaba las puertas de los cuarteles militares y que ahora, en cambio, se vale de la ayuda de supuestos intereses corporativos.
Sin embargo, lo que se debe remarcar es que el fondo de la pelea es la resistencia que ejerce el kirchnerismo ante jueces y fiscales independientes que investigan las denuncias en contra de sus dirigentes por actos de corrupción ejecutados durante los anteriores 12 años de gobierno y que fueron debidamente probados por los jueces y fiscales independientes. Muchos de esos casos surgieron o se enriquecieron de valiosas investigaciones periodísticas.
Esa resistencia política incluye la constante estrategia de influir ideológicamente en la Justicia a través de magistrados identificados con la corriente que lidera la vicepresidenta de la Nación.
Fue así como este año logró ser sobreseída sin juicio previo en causas que la involucraban, dejando un precedente complicado para el funcionamiento del Poder Judicial.
Por último, degradar y poner bajo sospecha el trabajo periodístico por el solo hecho de investigar y difundir irregularidades en la función pública es negar el valor de la libertad de prensa y llevar a cabo, en este caso sí, una persecución política tendiente a silenciar lo que no se diga en línea con los deseos de quienes ejercen el poder.
En casi cuatro décadas de democracia la prensa argentina supo ganar su lugar gracias a la vigencia de las libertades propias del sistema republicano. Por eso es muy triste que se le atribuya formar parte de actitudes desestabilizadoras.
Sería provechoso determinar, realmente, qué facción partidaria e ideológica es la que, realmente, se basa de rasgos autoritarios para obtener sus objetivos.