El gobernador de la Provincia, Rodolfo Suárez, acaba de anunciar que Mendoza no esperará más el laudo arbitral del presidente de la Nación sobre el pedido de La Pampa de un nuevo estudio de impacto ambiental para Portezuelo del Viento.
De ese modo el Ejecutivo local pondrá en marcha el denominado Plan B, que determina que se reasigne parte de los fondos con el propósito de empezar encarando la obra del dique El Baqueano, sobre el río Diamante.
Se trata de un plan estratégico que sigue manteniendo a Portezuelo del Viento entre las prioridades.
El convenio vigente establece claramente que la Nación se compromete a cancelar en cuotas los 1.023 millones de dólares establecidos como resarcimiento por los perjuicios derivados durante muchos años de la promoción industrial a provincias vecinas, permitiéndose la inclusión, además de Portezuelo del Viento, de otras obras hídricas necesarias para el desarrollo provincial.
De este modo, el Ejecutivo mendocino dio cumplimiento a lo que hace varios meses ya había anticipado: buscar opciones dentro del marco del acuerdo suscripto, para poder superar las trabas impuestas desde la Nación por presiones políticas.
En su momento señalamos desde este espacio que había resultado correcta la determinación del Gobernador de prever con tiempo la superación de la instancia de conflicto, a fin de encarar proyectos alternativos para el uso de los recursos que se siguen percibiendo de la Nación.
Es que, más allá de la acción dilatoria del gobierno nacional, Mendoza no debía demorar en la asignación de los legítimos pagos que periódicamente recibe como resarcimiento; deben tener un destino beneficioso para el futuro de los mendocinos.
Es una compensación nacional justa y práctica, que en su momento dio por superada una seguramente engorrosa instancia judicial.
Correspondía, fundamentalmente, seguir la línea del proyecto Portezuelo del Viento y destinar en primera instancia fondos para otra obra hídrica.
Y el proyecto El Baqueano se puede enmarcar cómodamente en todo plan estratégico de crecimiento que ponga, a su vez, la mirada en la matriz productiva provincial, tema de permanente debate en cada foro que se lleva a cabo para pensar en la Mendoza que vendrá.
Se debe reconocer que este plan alternativo para el uso del dinero asignado originariamente a Portezuelo del Viento surgió con la celeridad que exigían la inestable realidad económica del país y la proyección productiva de esta provincia.
Por otra parte, el estancamiento económico de Mendoza, que ya supera una década, obliga a la dirigencia a dejar de lado especulaciones, para permitir que estos recursos reasignados conviertan a El Baqueano, y a las demás obras que se encaren con el resto de lo recibido de la Nación, en pilares del rumbo elegido para el crecimiento de la provincia.
Otro dato auspicioso surge de la decisión de no abandonar el proyecto Portezuelo del Viento.
De acuerdo con lo dicho por Rodolfo Suárez, será reformulada la obra, con lo que se está dando una señal importante hacia la comunidad de Malargüe, muy golpeada económicamente por las trabas que se producen periódicamente en lo que tiene que ver con la explotación de sus recursos naturales.
Todo lo que sirve para que Mendoza recupere su proyección estratégica dentro de un plan de futuro, es del todo bienvenido.