Transporte de pasajeros y disyuntivas

Un debate actual es resolver la fuente de energía que deben utilizar los medios de transporte público de pasajeros en nuestra provincia. Los vehículos eléctricos parecen ser los más recomendables, aunque todavía los combustibles fósiles, con alto nivel de contaminación, son los que más se utilizan.

Transporte de pasajeros y disyuntivas
Actualmente hay 7 trolebuses en reparación pero no hay repuestos y hay que fabricarlos. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

En una nota titulada “Aunque sólo quedan siete, no sumarán troles y evalúan traer micros a GNC”, publicada el 15 de agosto, Los Andes examina las posibilidades actuales del sistema de transporte de pasajeros de Mendoza.

Se explora en el trabajo si la provincia seguirá teniendo los trolebuses como opción de traslado de las personas en la capital y partes del Gran Mendoza, y a qué se impulsarán los colectivos en un futuro mediato.

Sobre los troles, da la impresión que se los mantendrá por el momento, pero esta opción de vehículos eléctricos, alimentados por una catenaria de dos cables superiores desde donde toma la energía eléctrica mediante dos astas, podría dejar de utilizarse a futuro.

En la actualidad quedan siete u ocho unidades en servicio y, pese a que los troles son los preferidos de una franja importante de la población, especialmente personas mayores de edad, con el correr de los meses podrían ir abandonando las calles. No hay datos seguros a la fecha, pero la realidad indica que es lo que ocurrirá.

Esto se produce pese a que Mendoza tiene (o tenía, mejor dicho) el segundo sistema de trolebuses más grande de Sudamérica, aunque en la actualidad el servicio está con una utilización muy decaída.

Desde la Secretaría de Servicios Públicos de Mendoza sostienen que hay baja demanda y que, si bien por el momento no se va a invertir en nuevas unidades, aseguran que el servicio no será abandonado.

Especialistas en las problemáticas del transporte público de pasajeros reconocen que la situación planteada con los trolebuses es todo un problema porque la provincia tiene montando un sistema de líneas aéreas de energía eléctrica de más de 100 kilómetros, una estructura importante que habrá que decidir qué se hará con ella, frente a la posible decisión de parar los simpáticos automotores.

Algunos se conformarían con que quede el recorrido Parque, como ícono histórico, cultural y turístico.

Empero, para una determinada parte del público, como decíamos, son vehículos atrayentes e inclusive algunos usuarios reclaman, en las redes, la puesta en movimiento otra vez de la Línea Dorrego, en la que se hizo una abultada inversión hace algunos años.

La intención debería ser convertir el transporte de pasajeros y que éste estuviera conformado por coches movidos por electricidad inalámbrica. “Esto se puede lograr a mediano y largo plazo, no creo en lo inmediato”, opina el experto en el tema, Roberto Tomasiello. “En el Gran Mendoza –añade- tenemos cerca de 1.300 colectivos, lo cual no sería fácil de sustituir –por lo menos ahora- por unidades eléctricas. Pensemos que Chile es el segundo país del mundo, luego de China, en cantidad de buses eléctricos y dispone de algo más de 400 en este momento”.

Además, la posibilidad de introducir en el medio ómnibus impulsado a GNC (gas natural comprimido), es otra opción, pero debe ser bien estudiada porque investigaciones recientes (especialmente de organizaciones ambientalistas) revelan que los vehículos propulsados por gas liberan grandes cantidades de partículas contaminantes y peligrosas para la salud humana.

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