El asesor presidencial Santiago Caputo ha quedado en el medio de una situación engorrosa que devela su vocación por operar en la esfera pública desde las sombras, práctica que no condice con el alto cargo que ocupa.
En la política argentina, el protagonista clave de un gobierno que actúa de esa manera es calificado como un “monje negro”.
Sus atributos principales son tener mucho poder, hacer de la lealtad al líder un valor esencial y encargarse de gran parte del “trabajo sucio”.
Por esos motivos, terminan siendo personajes muy temidos.
Caputo integra la mesa chica del Presidente junto con Karina Milei. Esa membresía no tiene nada de malo.
Cada gestión presidencial organiza su pequeño círculo, y la actual no es la excepción.
Por supuesto, siempre es deseable una mesa ampliada que incluya personas capacitadas para marcarle al Presidente sus errores.
El problema con Caputo es que no se exhibe en la esfera pública, pero actúa en ella de manera encubierta.
Esta dinámica generó un peligroso cuadro, sobre el que tanto la sociedad como el propio presidente Javier Milei deberían reflexionar.
En la red social X, la cuenta “Snakedoclives (Red)” era leída por el campo político y el campo periodístico como la cuenta de Caputo.
El tema mereció artículos de prensa y comentarios en televisión y en radio.
Reacio a dar entrevistas a los medios, Caputo nunca negó que la cuenta fuera suya, pero tampoco lo confirmó.
Pues bien, esa cuenta fue cerrada por la propia red social debido a una serie de mensajes que no sólo amenazaban a varios periodistas y dirigentes políticos, sino que llegaron a promover la portación de armas, con un video incluido, en el que se mostraba un arsenal.
Por cierto, no es la primera vez que X cierra una cuenta atribuida a Caputo.
Ya sucedió con la denominada “Enfant Terrible (Nicola Brandeis)”, donde llegó a escribir que el cambio requerido por “el sistema” sería imposible si se respetaran “las reglas del sistema”.
Fue entonces, casualmente, cuando comenzó a operar la cuenta que acaba de ser cerrada esta semana.
En el cruce de mensajes que originaron el cierre de la cuenta, el exdiputado Alejandro Rodríguez aseguró que tiene “todos los elementos para demostrar” que era de Caputo.
La reacción desde la cuenta contra Rodríguez y varios comunicadores sociales incluyó amenazas bastante explícitas.
Pero con todo lo grave que puede ser el hecho de que políticos y periodistas sean amenazados por un asesor presidencial, hubo un mensaje aún más inquietante: “Sí. Esta cuenta usa armas. Sí, demandamos disciplina partidaria irrestricta. Sí, creemos que esta democracia es fallida. No nos da vergüenza decirlo”.
Entre otras áreas de influencia directa, Caputo supervisa la Secretaría de Inteligencia del Estado (Side), que ahora engrosó su presupuesto en $100 mil millones para “gastos reservados”.
Si el monto es de por sí cuestionable en medio del ajuste de las cuentas públicas, resulta alarmante que el organismo esté bajo responsabilidad de un asesor que, al parecer, promueve la violación del marco jurídico y de las normas que rigen nuestro sistema democrático y republicano.
