Una reunión y la ilusión de paz para Ucrania

Desde el Vaticano se informó que el Papa y el líder ucraniano hablaron sobre la situación humanitaria y política en el país que es centro de los combates, situación “provocada por la guerra en curso”, según señaló la información brindada por la Iglesia católica.

Una reunión y la ilusión de paz para Ucrania
El primer encuentro del papa Francisco y el presidente de Ucrania.

La reciente reunión entre el papa Francisco y el presidente de Ucrania, Vlodomir Zelenski, para dialogar sobre la guerra iniciada por Rusia y sus consecuencias, fundamentalmente humanitarias, abre esperanzadas expectativas sobre un eventual freno al conflicto bélico.

Justamente, desde el Vaticano se informó que el Papa y el líder ucraniano hablaron sobre la situación humanitaria y política en el país que es centro de los combates, situación “provocada por la guerra en curso”, según señaló la información brindada por la Iglesia católica.

De todos modos, también se difundió lo expresado por el presidente Zelenski tras el importante encuentro, que demuestra no tener ninguna intención de acceder a algún tipo de negociación con Rusia mientras este país no deponga su actitud bélica y, sobre todo, retire todas sus tropas de los territorios invadidos desde fines de febrero de 2022.

No se debe dejar de considerar que Ucrania continúa recibiendo ayuda económica y de elementos bélicos por parte de los países occidentales, postura que no decrece y que lleva a que en estos días Alemania concrete un aporte por casi 3 mil millones de dólares para el país invadido.

Y la primera ministra italiana, la derechista Giorgia Meloni, que se reunió con el presidente de Ucrania antes de la audiencia de éste con el Papa, fue contundente al señalar que “el futuro de Ucrania es un futuro de paz y libertad. Y es el de Europa un futuro de paz y libertad, para que el que no hay otras soluciones posibles”.

El gobierno de Meloni había mantenido hasta ahora una postura discreta con respecto al conflicto armado, por eso son positivas estas nuevas declaraciones.

Claramente, lo expresado por Meloni fue en línea con lo resuelto en abril, en Japón, durante la reunión de ministros de Relaciones Exteriores del G7, entre los que se encuentra Italia.

En esa oportunidad el grupo de países más influyentes del mundo prometió impulsar más sanciones contra Rusia y efectuó una advertencia a China por su cercanía al gobierno de Vladimir Putin durante la invasión y el posterior desarrollo del conflicto bélico.

A la vez, Rusia mantiene una postura inflexible, alejada de toda perspectiva negociadora, al ampararse en su afán expansionista y en el respaldo político que supone su cercanía con distintos países regidos por sistemas autoritarios, como el que lidera Putin.

El nivel de devastación y muerte que generó Rusia en Ucrania es deplorable.

No sólo se trata de combates derivados de su invasión a territorio ucraniano: hay que sumar la devastación humanitaria que significa el atropello y matanza sobre civiles indefensos como la deplorable deportación de menores ucranianos a territorio de Rusia como parte de su estrategia de eliminación de la identidad ucraniana.

Desde el inicio del conflicto ya se han registrado 20.000 casos comprobados. A ello se suma la matanza de civiles indefensos, otro de los motivos por los cuales la comunidad internacional deberá observar los mecanismos pertinentes para que el régimen de Moscú afronte judicialmente su responsabilidad ante tanta violación de los derechos humanos.

En todo este contexto se inserta la reciente reunión en el Vaticano. Debería quedar debidamente claro, de cara a toda negociación de paz, qué parte fue la responsable del tremendo drama sobre territorio ucraniano.

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