Uruguay encendió más alarmas en el Mercosur

El Mercosur es una instrumento regional para salir unidos al mundo, no para construir una caparazón que busque lo contrario, aislarnos como si la globalización no existiese.

Uruguay encendió más alarmas en el Mercosur
El Mercosur es una instrumento regional para salir unidos al mundo.

El Mercosur transita en los últimos tiempos de sobresalto en sobresalto. Todo se produce como consecuencia de desinteligencias entre los jefes de Estado de los países miembros que, está claro, se intensificaron a partir de la asunción de los actuales presidentes de la Argentina y Uruguay.

Precisamente, el primer mandatario Luis Lacalle Pou ratificó el jueves, en la reunión remota de jefes de Estado del bloque, lo que habían anunciado un día antes su canciller y su ministra de Economía: la decisión uruguaya de iniciar negociaciones comerciales con terceros por afuera del Mercosur.

Lacalle señaló convencido: “El mundo va muy rápido, se está entrelazando comercialmente, y Uruguay va para allá. Ojalá vayamos juntos”, precisó en lo que se interpreta como un llamado a los socios de la región a agilizar decisiones y consensos.

En el momento de su alocución, el presidente argentino, Alberto Fernández, llamó a no romper el marco de consenso en el bloque comercial regional, postura que, obviamente, fue compartida por los demás jefes de Estado.

Sin embarro, en ese aspecto el líder uruguayo aumentó la apuesta al sostener que: “Allí apuntamos, a un Mercosur más productivo y que dé trabajo. Pero quizás lo hagamos con estrategias diversas”.

Brasil no parece muy alejado de la línea trazada por el presidente uruguayo. Dijo Jair Bolsonaro que su país “no va a parar en sus esfuerzos por la modernización de su propia economía y del Mercosur” e instó a los socios del grupo de países a acompañar esa decisión.

Es evidente luego de este choque de posiciones que al presidente de Uruguay, como también, en parte, al de Brasil, le cuesta encontrar un marco de entendimiento con su par argentino.

Debe destacarse que existe de parte de nuestro país un discurso falto de precisión en materia comercial, que se agrava por incoherencias de tipo político e ideológico en las relaciones diplomáticas, lo que, obviamente, genera desconcierto y desconfianza. Ello termina influyendo directamente en las relaciones económicas.

Lo preocupante es que Brasil es el principal socio de la Argentina en el plano comercial.

De todos modos, las tensiones existentes en los últimos tiempos hicieron que, a mayo de este año, en el comercio bilateral la Argentina tuviese un saldo negativo de 470 millones de dólares.

En cuanto al vínculo con Uruguay, desde la llegada al poder de Lacalle Pou se acentuó la discusión por el arancel externo que en común manejan los países del bloque, razón por la cual no debe sorprender del todo la confirmación de que ese país saldrá a buscar socios por su cuenta, algo que ya se venían planteando antes desde la otra orilla del Plata.

La anterior administración argentina bregó y mucho hizo para que el Mercosur consiguiera un acuerdo histórico de comercialización con la Unión Europea, lo que marcó un avance importante para los intereses económicos de nuestra región.

Obviamente, dicho entendimiento requería de varios pasos y una tarea constante de fortalecimiento, que difícilmente se pueda mantener en tanto y en cuanto un país influyente, como la Argentina, insista con imprecisiones discursivas y metodológicas y una política exterior errática.

El Mercosur es una instrumento regional para salir unidos al mundo, no para construir una caparazón que busque lo contrario, aislarnos como si la globalización no existiese.

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