La inseguridad alimentaria es un dato muy duro y real en nuestra comunidad mendocina, donde –según una nota de Los Andes del 16 de mayo-, siete mil personas pasaron a ser pobres en Mendoza en los últimos meses.
En este cuadro, lo peor sería ver estas delicadas realidades y no hacer nada al respecto. Por eso merituamos, desde estas columnas, todas las acciones que se realizan desde las organizaciones civiles para mantener en funcionamiento los centros de alimentación públicos y privados.
Sin desconocer otras experiencias, hoy repasamos el proyecto que concretaron cuatro jóvenes vinculados a la Universidad Nacional de Cuyo, quienes se unieron para hacer algo definido en la ayuda a los sitios donde se provee alimentos a familias muy carecientes de recursos económicos.
Estos jóvenes dieron vida a una plataforma web donde donantes y beneficiarios puedan colaborar -en sentido literal de la palabra- con la transparencia como estandarte: los que donan, los que reciben y quienes intermedian, todos, perfectamente identificados, con el compre local como telón de fondo y su consecuente disminución en la huella de carbono. El caso fue difundido por Edición U, publicación online de la UNCuyo.
Los diligentes Macarena Randis, Bruno Zangheri, Marcos Máttar y Víctor Oliva, desde la base Unculab, un laboratorio de innovación en ecosistemas colaborativos, pusieron en marcha un modelo llamado Desarrodar. El inicio fue recibir un fondo base de 3.000 dólares, que les dio el Centro Regional de Innovación para el Cambio de América Latina y el Caribe.
Además de los aportes concretos a los lugares que alimentan a mendocinos en crisis, el prototipo utilizado procura transparencia en las cadenas de donación de alimentos a comedores y merenderos del Gran Mendoza.
Esas vinculaciones tienen la particularidad de vincular a productores locales y organizaciones territoriales, o pueden ser viciosas cuando generan compras a grandes cadenas (supermercados) o se utilizan los aportes para otros fines, por ejemplo, partidarios.
Lo que se propone el equipo de Unculab es trabajar junto con estas organizaciones en la construcción de una plataforma web y de campañas de donación que visibilicen y transparenten su trabajo. De esta manera, se genera la esperanza de aumentar el volumen de las donaciones, se fortalecen las relaciones existentes y se transforman en un modelo a seguir.
El prototipo prevé el trabajo en etapas: relevamiento de cadenas de confianza, co-diseño de la plataforma, co-diseño de una campaña de comunicación, testeo de la campaña, búsqueda de fondos para la construcción de la plataforma, construcción de la plataforma, campaña de donación, relevamiento de impacto, relevamiento de nuevas cadenas de confianza e incorporación de nuevas cadenas a la plataforma.
La primera de estas etapas se realizará a través de entrevistas y encuentros participativos para comprender el funcionamiento de las cadenas ya existentes y profundizar los vínculos de confianza. Los impactos de esta programación juvenil tienden, en primera instancia, a aumentar el caudal de alimentos en los comedores y merenderos; en las organizaciones productivas, incrementar el trabajo local y en las instituciones, poder contar con un modelo de transparencia para las donaciones de alimentos.