El abrazo postergado

El abrazo postergado
El abrazo postergado

La distancia que supone esta cuarentena reorganiza los afectos en el espacio.

Obligó a cancelar o posponer encuentros, viajes y hasta proyectos de vida a largo plazo, como establecerse en otro país.

Fui madre en febrero y prácticamente nadie de mi círculo más cercano pudo conocer aún a mi hija.

Sin embargo, no caí en la cuenta del impacto emocional de lo que estamos viviendo hasta el arribo al país de un íntimo amigo.

A su cuarentena autoimpuesta por haber llegado de Colombia, se le sumó la decretada desde el viernes pasado.

Como se hospeda cerca de mi casa, aprovechamos una salida suya al súper para que conociera a la bebé.

La alternativa que encontramos fue que la viera a través del vidrio de la puerta del edificio.

Resultó que apenas llegamos al palier, me largué a llorar.

Me invadió una angustia terrible por tenerlo tan cerca y no poder abrazarlo, no poder dejar que tuviera en brazos a la beba que se cansó de acariciar a través de la panza apenas unos meses atrás.

Miré a mi pareja y también tenía los ojos húmedos.

Al igual que otras consecuencias de la pandemia, las que resulten a nivel afectivo todavía están por verse.

María Virginia Lauricella - Gestora cultural - DNI 29.389.085

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