Había que demostrar, una vez más, el amor ilimitado por la camiseta de Independiente Rivadavia. Y fiel a su estilo, los hinchas Azules, autodenominados "Caudillos del Parque", respondieron con creces y alentaron durante los 90 minutos.
Es más, cuando el equipo, durante el primer tiempo, no generaba juego, el hincha lo contagió con el típico canto de "ponga huevo, Lepra, ponga huevo...", el cual llegó desde las cuatro tribunas.
Mucho se habló desde el último miércoles, cuando desde la AFA, anunciaron que River Plate jugaría en Mendoza por la Copa Argentina ante Sarmiento de Resistencia. Este acontecimiento que movilizó cerca de 20 mil personas al estadio Malvinas Argentinas, pasó totalmente desapercibido por los simpatizantes Azules que llegaron en gran número al Bautista Gargantini.
La máxima explosión se vivió tras el segundo gol del “Torito” Lucero. Locura total.
Para destacar, el aliento ensordecedor del complemento. El hincha contagió su entusiamo y el equipo respondió con entrega, voluntad y un triunfo a la altura de la mística azul, esa que indica entrega y pasión, ya que los “azules, tiene que triunfar, los azules, tienen que ganar...”.
Lo único reprochable: finalizado el juego, dos hinchas de Independiente Rivadavia, discutieron con un directivo de la institución en la puerta del vestuario.
La conversación subió de tono y todos los simpatizantes que esperaban la salida de sus propios jugadores, intervinieron para que el incidente no pasara a mayores.
Es más, fue tan rápido el accionar de los hinchas Azules para calmar las aguas, que cuando salió el personal de Seguridad, las acciones ya habían pasado.
Ganó la Lepra y el Bautista Gargantini fue felicidad absoluta. El hincha jugó su partido en la tribuna y lo ganó por goleada. ¡Qué se repita!.