Muchas veces resulta complicado retornar a las actividades cotidianas luego de las vacaciones. Comúnmente se denomina síndrome postvacacional, estrés o depresión que sobreviene luego del período de descanso. No es ni más ni menos que la ansiedad que provoca el deber readaptarse a las tareas laborales, a los horarios y obligaciones de la vida diaria y que para algunas personas puede significar realmente un drama.
Quizá tenga que ver con la carga negativa que conlleve el trabajo, en tanto sacrificio, obligación o aburrimiento. Entonces retornar a esa rutina se vuelve un tedio, incluso puede ocasionar molestias psicológicas y físicas. Hay casos en los que no existe esa carga negativa y sin embargo el ser humano experimenta angustia al regresar a las actividades cotidianas. Quizá sea el apego a los momentos vividos en el descanso, a los hijos o a la pareja, a las actividades recreativas que seguramente disminuyen en meses de trabajo.
Estrés, malestar, ansiedad, disminución del rendimiento, palpitaciones, sudoración, aumento de las frecuencias respiratoria y cardíaca, temblores, cambios de humor, son algunas de las manifestaciones, ante algunas de las cuales debe consultarse al médico para no llegar a un cuadro de estrés o ansiedad generalizado.
A tener en cuenta
No volver de las vacaciones justo el día anterior a regresar al trabajo, lo ideal es hacerlo al menos un par de días antes, para prepararnos física y mentalmente. Para ordenar y ordenarnos.
Comenzar las actividades paulatinamente. Hay que permitirse un tiempo para compartir las experiencias vacacionales con los compañeros de trabajo y dar un orden de prioridades a las tareas que se realizarán en la semana.
Dormir adecuadamente, alrededor de las ocho horas.
Mantener horarios regulares tanto durante el día como en las horas de acostarse y levantarse.
Practicar ejercicio físico moderado, si es posible a diario.
Seleccionar aquellas actividades que podemos llevar a cabo, y delegar aquellas para las que no estamos tan preparados.
No "llevarse trabajo a casa", dejar en el trabajo lo concerniente a éste.
Mantener una actitud realista y proactiva, sin sopesar una y otra vez, de manera repetitiva y poco productiva, todas las alternativas a las cuestiones planteadas.
Practicar la relajación en intervalos regulares, eliminar pensamientos erróneos o ideas irracionales que puedan darnos ansiedad.