El Dakar volvería a sus orígenes con Atacama

Los organizadores manejan la posibilidad de incluir en el calendario 2018 al desierto chileno. Perú también mostró interés por sumarse a la próxima ruta.

El Dakar volvería a sus orígenes con Atacama

La carrera más exigente del mundo debe reinventarse y volver a sus orígenes. Y en 2018 buscan que se asemeje a aquella vieja aventura que se trazaba en África. Si bien los motores están calientes tras semejante exigencia este año y el pecho de cada participante aún late fuerte por las emociones, para la organización arrancó la travesía de seducción para diagramar la mejor opción del calendario que viene.

ASO (Amaury Sport Organisation) -empresa organizadora- entiende que la recuperación del desierto de Atacama, corazón innegable de la prueba en Sudamérica, es vital para festejar el 40° aniversario de la competencia y los 10 años en el Cono Sur.

¿Qué será lo que viene? Para semejante pregunta, hay que afianzarse sobre lo sucedido en la edición que finalizó el sábado. El Dakar 2017 se puso en marcha en Paraguay. Fue una experiencia novedosa para todos, porque fue la primera vez que la carrera pasó por tierra guaraní y así ese país se convirtió en el 29° en recibir esa aventura. Pero la mayoría de los sponsors (muchos de ellos argentinos) no se sintieron atraídos con la largada allí y eso complicó la continuidad de varias empresas.

La organización francesa ASO se las arregló para diagramar un recorrido atractivo con los espacios que tenía a disposición. Frente a la negativa de Chile y Perú, los dos países con mayor cantidad de arena (para asemejarse al tradicional Dakar africano), apeló a la sabiduría del ex campeón de motos Marc Coma para esgrimir un trayecto distinto en una zona por demás conocida para todos.

A falta del desierto chileno, se pasó a un rally “selvático”, en el verde de Paraguay, Chaco y Tucumán. Y como Bolivia era dueño en buena parte de la fiesta, ya que el Gobierno de Evo Morales dispuso de 4.000.000 de dólares para la visita a su país, contra 3 millones de Paraguay y cerca de 4 millones de Argentina, una parte generosa del recorrido debía transitarse por el vecino país, donde se expuso a la altura como verdadero desafío para todos.

Si el Dakar se caracteriza por los desiertos, esta vez el agua fue protagonista. Se acortaron dos tramos y se cancelaron otros dos (Oruro-La Paz y Salta-Chilecito). En Argentina el alud en Jujuy complicó la logística.

Ante la magra experiencia los franceses quieren más arenas, no sólo por ellos sino por la presión de los participantes. Encima del otro lado del mundo, se produjo la aparición de una competencia que asoma como amenaza, el Rally de la Seda o la Silk Way Rally, que une a Moscú con Pekín compitiendo en el desierto de Gobi.

“No es competencia; eso es otra categoría”, sentenció Etienne Lavigne, director del Dakar, al minimizar mencionada prueba. Por tanto en los próximos meses ASO quiere tener todo definido y anunciará un acuerdo con Perú, país que no dispondrá de un euro para abonar por el Dakar, ya que tiene como objetivo los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

Y como a ASO no le conviene admitir que visitará un país sin recibir los fondos que provienen de otros anfitriones, el acuerdo se cerrará como de “cooperación”.

Por otro lado, el ministro de Turismo, Gustavo Santos, adelantó que Argentina seguirá recibiendo al Dakar para ser el único país latino que mantiene su relación ininterrumpidamente desde 2009, mientras Evo Morales sube su apuesta año a año para apropiarse del protagonismo de la aventura.

En tanto el Gobierno de Michelle Bachelet aceptó sentarse a negociar. Así las cosas, en esta semana Lavigne visitará en Santiago al ministro de deportes Pablo Squella, quien reconoció: “Estamos abiertos a revisar las propuestas que se nos presenten”.

Con estos regresos encaminados, Lavigne y su director deportivo, el español Marc Coma, piensan que se viene una edición más interesante que la del corriente año. En nuestro país, por ejemplo, se habla de la posibilidad de tener a Córdoba como epílogo de la prueba, por ser la región más identificada con el rally en toda Sudamérica.

Mientras a alternativa patagónica, presente en la primera versión sudamericana, -con la opción de llegar hasta Ushuaia- podría ser una propuesta para 2019, con el fin de cumplir un viejo sueño de Lavigne de unir todo el continente partiendo desde  Cartagena (Colombia).

Una edición especial

Reinventarse a los 40, con una sombra que molesta. El Dakar festejará en 2018 sus 40º realizaciones, diez en Sudamérica. Los organizadores deberán innovar para mantener su atractivo.

Hay una orden de ignorar el rally Ruta de la Seda, que se estrenó en 2016 y unió Moscú y Pekín y crece, pero se presta atención a esta carrera que surgió como Dakar Series y luego tomó vuelo propio.

Lo mejor del Dakar 2017

Sin víctimas mortales: es la primera vez desde que el Rally Dakar se corre por estas latitudes que no se registran fallecidos que de alguna manera manchen la aventura. El diagrama de exigencia redujo la velocidad en la competición y por ende achicó el margen de peligro.

Siempre se puede: los cuatro pilotos con inconvenientes físicos llegaron a la meta: Philippe Croizon (cuádruple amputado; autos), Isidre Esteve (parapléjico; autos), Gianluca Tassi (parapléjico) y Albert Llovera (parapléjico; camiones).

Aplausos para las damas: ellas llegaron a la meta en Buenos Aires: Alicia Reina (autos), Laia Sanz (motos), Anastasiya Nofontova (motos), Rosa Romero (motos), Camelia Liparoti (cuatriciclos) y Cristina Gutiérrez (autos).

Lo peor del Dakar 2017

El clima pegó duro: este año, por las lluvias y por el alud en Jujuy, no se disputaron Oruro-La Paz y Salta-Chilecito, siendo la primera vez que en una edición se suspendan dos etapas en Sudamérica.

Peligro en los Way Points: debido a la exigencia por encontrar los "way points" a tan escaso radio de aproximación, en varias oportunidades se cruzaban los vehículos, tal el caso del accidente de Peterhansel contra el motociclista Marcic.

Baja de competiores: en Asunción (Paraguay) largaron 318 vehículos, de los cuales 227 fueron los que arribaron a Buenos Aires. Fue la marca más baja de participantes desde que el Dakar compite en el Cono Sur. Una luz de alarma para la organización francesa.

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