El estadio Atanasio Girardot se colmó con 50.000 hinchas de Atlético Nacional, de Medellín, para homenajear ayer por la noche a las víctimas del accidente aéreo que este lunes le costó la vida a 71 personas, entre ellas 18 futbolistas de Chapecoense, el equipo con el que esta noche y en este mismo escenario debía disputar la primera final de la Copa Sudamericana.
Todos los aficionados llegaron al estadio ataviados con prendas blancas, portando velas encendidas y dispuestos a hacer un minuto de silencio para recordar a los fallecidos en este accidente que dejó a seis sobrevivientes, cuatro de ellos futbolistas.
"Esta noche el fútbol está de luto en el mundo", fue la frase de cabecera que se enarboló en el inicio de la ceremonia que se llevó a cabo a partir de que la afición local entonó el canto característico del Chapecoense.
Las puertas del estadio Atanasio Girardot se abrieron desde temprano, pero la ceremonia se inició a las 18:45, hora local (16.45 de Argentina), tiempo exacto en el que el árbitro debería haber pitado el inicio del partido entre ambos equipos.
Luego de la presentación oficial y del desfile de la banda de guerra del ejército nacional, los futbolistas de Atlético Nacional ingresaron y dejaron una ofrenda floral. Luego se entonaron los himnos de ambos países ante el respetuoso silencio del público cuando sonaron las estrofas del brasileño.
El homenaje incluyó un minuto de silencio, honores del Ejército Nacional, la Policía y la Fuerza Aérea y entrega de ofrendas florales. Además, el presidente de Atlético Nacional, Juan Carlos de la Cuesta, el entrenador Reinaldo Rueda, autoridades colombianas y brasileñas brindaron emotivos discursos.
Por su parte aquellos que no pudieron acercarse al estadio o no pudieron ingresar por otros motivos, pudieron ver el homenaje a través de las pantallas gigantes que se encontraban en el sector del Obelisco y en el Parque de Banderas, donde en total se concentraron otras 50.000 personas.
Simultáneamente, en tanto, en otro lugar de la ciudad continuó la identificación de los fallecidos, cuyos cuerpos serán trasladados a Brasil en las próximas horas, ya que el club Chapecoense preparó un velatorio colectivo en el estadio Arena Condá para que unas 100.000 personas puedan despedirse de los futbolistas que perdieron en el trágico accidente que detuvo la vida de la ciudad.
“Nuestro deseo es que se haga aquí un velatorio colectivo. Obviamente habrá algunos casos específicos en los que, tal vez, vayan directamente para otra región”, afirmó el directivo albiverde Gelson Della Costa en conferencia de prensa.
A la espera de que los cuerpos sean repatriados desde Colombia y transportados por un avión de la Fuerza Aérea Brasileña, el club dijo no poder poner fecha al acto, que dependerá también del deseo de las familias, por lo que la institución está solicitando sus autorizaciones.
Por el momento, hay pocas certezas sobre los próximos días en el modesto Chapecoense, que además de asimilar un drama sin precedentes se encuentra ahora abrumado por la logística y las cuestiones administrativas.
Los cuerpos de seguridad, sin embargo, realizaron el miércoles un simulacro de lo que podría ser la llegada de los cuerpos y su traslado en una comitiva, que arrojó como resultado que podría tardar 45 minutos desde el aeropuerto hasta el Arena Condá.
Posteriormente a este ensayo, Chapecoense realizó en su estadio y ante unas 30 mil personas, un homenaje a los miembros de la delegación que murieron el lunes por la noche.
El acto comenzó al caer la tarde. A las 21:45 hora local (20:45 en Argentina) fue el momento en que los jugadores que no viajaron a Colombia desfilaron abrazados por la cancha. A esa hora habría empezado en Medellín la final de la Copa Sudamericana entre Chapecoense y Atlético Nacional.
El estadio Arena Condá lució repleto, ya que muchos aficionados habían acampado anoche en sus alrededores. El homenaje, que se preparó apresuradamente en medio de la congoja general, consistió en una misa por los fallecidos en el centro del campo, la proyección en algunos videos y la participación de varios personajes reconocidos del club.
De todas formas, lo más impactante en una noche repleta de emoción y lágrimas fue el constante recuerdo de la hinchada a los jugadores muertos y a los tres que aún pelean por su vida en Colombia.
En algunos momentos de la ceremonia los asistentes gritaron “¡Es el campeón!”, en referencia a la final que Chapecoense soñaba con ganarle a Atlético Nacional, cuyas autoridades solicitaron a la Conmebol que le cedan el título en juego a modo de homenaje póstumo para las víctimas. Familiares de las personas que fallecieron también se hicieron presentes además de las mascotas del club, que en medio del dolor arengaron a los asistentes a alentar permanentemente al equipo.
Uno de los momentos de mayor emoción tuvo lugar cuando los nombres de todas las víctimas del accidente, incluso los periodistas, fueron apareciendo, uno a uno, en la pantalla gigante del estadio. También se proyectó un video que, desde Colombia, enviaron los hinchas de Atlético Nacional. Además de los colores en común, el verde y el blanco, a ambos los unió ese dolor lacerante por una tragedia que hoy a todos les resulta inexplicable.