Vale por lo que representó, pero lejos estuvo de calmar a esa marea blanquinegra sedienta de buen juego y goles. El triunfo 1-0, resultó grato por su significado: Gimnasia mantiene su lugar de privilegio en la Primera B Nacional, pero no alcanzó para llenar las retinas de fútbol. Incluso llovieron reclamos cuando el equipo lucía desconcertado frente a los centros cruzados de Defensores de Belgrano.
Se podrán rescatar algunos pasajes del primer tiempo, pero en el balance general fue malo lo de Gimnasia. Apresurado, demasiado vertical y con pocas ideas cuando se acercaba al arco defendido por Maximiliano Velasco. Solo la gambeta de Patricio Cucchi fue argumento para desestabilizar la defensa del Dragón.
Fue Pato quien tuvo las chances más claras de este primer capítulo: desde un tiro libre provocó la volada del “1”, quien volvió a reaccionar luego de una apilada formidable del “10” y con el pie envió al córner. Sin embargo no pudo con el delantero desde los doce pasos.
"Me dijo que me había visto patear penales al medio, por eso cambié", avisó el goleador del equipo en la categoría, quien remató fuerte y cruzado para abrir el marcador. Corrían 33' del primer tiempo (si, un guiño cómplice para los hinchas) y Gimnasia parecía encontrar la calma para resolver el partido con orden y tenencia de balón. Parecía. Porque el Chaucha explotó en varias ocasiones frente a los lanzamientos largos de sus defensores.
Lanzamientos sin destino que generaban la fácil recuperación para los hombres visitantes. El "salgan, salgan", sonó fuerte durante todo el complemento, mostrando que el equipo se metía cada vez más atrás. El equipo se hacía largo y algunos arrestos individuales de Lucas Baldunciel o Cucchi le daban algo de respiro. Es cierto que de contragolpe pudo liquidarlo antes, pero no lo hizo y sufrió en el cuarto de hora final más por impericia propia que por virtudes ajenas.
Se sufrió y mucho. Quizás por eso se gozó con tanta intensidad cuando sonó el pitazo final de Sebastián Mastrángelo. El pueblo mensana se levantó para aplaudir a un plantel que, más allá de las cuestiones futbolísticas, resolvió de forma efectiva los dos objetivos de la temporada: ganar el clásico y quedarse un año más en la categoría.