El prestigioso New York Times publicó un especial sobre la antena gigantesca se levanta en Bajada del Agrio, Neuquén, cerca de la frontera sur de Mendoza.
Creada por el ejército chino, pesa 450 toneladas y tiene un valor de 50 millones de dólares. "La base solitaria es uno de los símbolos más impactantes de la estrategia que Pekín lleva implementando desde hace tiempo para transformar América Latina", dice el diario.
El artículo cuestiona "la manera en que se negoció la base": dice que fue en secreto, "cuando Argentina estaba desesperada por captar inversiones".
La puesta en marcha de esta estación espacial situada dentro de 200 hectáreas de la localidad neuquina fue una concesión que otorgó el gobierno de Cristina Kirchner por 50 años en 2015 con una plena exención impositiva. Mauricio Macri ratificó ese acuerdo con el pedido de una corrección concreta: el agregado de un anexo que dice expresamente que la estación no será para uso militar sino pacífico, teniendo en cuenta que los técnicos de la empresa china Satelite Launch and Tracking Control General que ya están en Neuquén dependen directamente del Ejército Popular chino.
"No obstante, expertos argumentan que la tecnología con la que cuenta la estación tiene muchos usos estratégicos militares", asegura en New York Times.
El mayor cuestionamiento y la alarma que enciende el Times es respecto al presunto espionaje chino que se hace desde nuestra Patagonia.
"Una antena gigante es como una enorme aspiradora", comentó Dean Cheng, quien trabajó como investigador en el Congreso estadounidense y ahora estudia la política de seguridad nacional de China. "Succiona señales, información, todo tipo de cosas".
Un portavoz del Pentágono, el teniente coronel Christopher Logan, dijo que los oficiales castrenses estadounidenses están obsesionados y analizando las implicaciones de la estación de monitoreo china
"En 2009, el gobierno argentino estaba en crisis", dice el diario. "La inflación era alta, estaban a punto de vencerse las fechas para pagar miles de millones de dólares en deudas, el descontento contra del gobierno iba en aumento. Pero llegó China y dio un paso al frente para iluminar el futuro. En primer lugar, cerró un acuerdo de canje de monedas (o swap) por 10.000 millones de dólares que ayudó a estabilizar el peso argentino y, después, prometió invertir otros 10.000 millones de dólares para arreglar el deteriorado sistema ferroviario del país".
En medio de este combo llegó el pedido para instalar la antena, y el gobierno de Kirchner accedió.
"Los chinos querían contar con un centro en el otro hemisferio del planeta que pudiera rastrear satélites antes de lanzar una expedición al lado más lejano de la Luna, el cual nunca se puede ver desde la Tierra. Si la misión -cuyo lanzamiento está programado para este año- tiene éxito, será un hito en la exploración espacial", afirma el artículo.
Félix Clementino Menicocci, el actual secretario general de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales de Argentina, afirma en el artículo que los chinos habían convencido a los funcionarios argentinos con la promesa de que habría desarrollo económico, y con la posibilidad de ser facilitadores de una iniciativa que haría historia.
Después de meses de negociaciones en secreto, el gobierno chino y el de la provincia de Neuquén firmaron un acuerdo en noviembre de 2012, con el que China obtenía el derecho a utilizar el terreno -sin pago de renta- durante cincuenta años.
Cuando los legisladores provinciales se enteraron del proyecto, la construcción ya estaba en marcha, y algunos se horrorizaron. Betty Kreitman, entonces diputada de Neuquén, dijo que estaba indignada de que el Ejército chino tuviera permiso de montar una base en territorio argentino.
"Es vergonzoso renunciar a la soberanía en tu propio país", se lamentó Kreitman.
"Si hablamos del mundo de 2049, desde la perspectiva de América Latina, China habrá sobrepasado sin duda a Estados Unidos en cuanto a poder absoluto y tamaño. Francamente, si se tratara de un conflicto sostenido, se llegaría a un punto en el que no se podría negar la posibilidad de que las fuerzas chinas operaran bases en la región", asegura en el artículo el profesor Evan Ellis, experto en Latinoamérica.
A finales de 2015, poco después de haber sido nombrado como embajador de Argentina en China, Diego Guelar gestionó el pedido de Macri para que la estación no tuviera fines militares.
El gobierno anterior, afirmó Guelar, cometió la imprudencia de no especificar que la base solo podía ser utilizada para fines pacíficos.
Los chinos accedieron, pero no cesan las preocupaciones en Bajada del Agrio, el pueblo más cercano a la estación, donde los habitantes se refieren a la presencia de los chinos "con una mezcla de desconcierto y temor".
"La gente la ve como una base militar", comentó María Albertina Jara, la directora de la estación de radio local al diario. "La gente tiene miedo".
El intendente, Ricardo Fabián Esparza, señaló al Times que los chinos habían sido amigables e incluso lo habían invitado a ver las imágenes que había producido la antena. No obstante, se siente más inquieto que optimista.